Opinión

Ni Monarquía ni República

Presidencialismo. Esaes la respuesta. Cuando se realicen elecciones el Presidente del Gobierno asumirá las funciones de Jefe del Estado. Básicamente, para ahorrar costes. Para qué le vamos a pagar el sueldazo mensual a una familia entera o a una persona si esa labor la puede realizar la Presidencia del Gobierno o el Ministerio de Asuntos Exteriores. Dejando de lado que la Monarquía por definición no es Democrática sino hereditaria y que la palabra República en España aún suscita reminiscencias a la Guerra Civil, lo más sensato es que no haya nadie por encima ni en paralelo del Gobierno ejecutivo elegido por elecciones libres al parlamento.

Algunos dirán que la Monarquía es una institución legítima, constitucional y que funciona bien en muchos países, cierto. Otros dirán que la República es lo que corresponde a la Democracia, también es cierto. Y todo lo contrario también. Pero si ambas formas de gobierno o representación suscitan controversia mejor eliminar ambas. Ninguna garantiza el buen gobierno. Quizás tuviera un sentido jurídico la Monarquía Parlamentaria en la transición Española ya que ese proceso emanó de las propias leyes franquistas. No hubo una ruptura total con el Régimen Autoritario, sino que hubo un proceso de acomodación legislativa a los nuevos tiempos tras el fallecimiento del centinela de occidente. Alguien dirá que este debate no está sobre la mesa, como afirma el PSOE, pero lo cierto es que si que está sobre la mesa, porque el proceso político en Cataluña o el surgimiento de Podemos no se pueden comprender sin un rechazo total a la Monarquía por parte de millones de españoles. Hay personas que les importa la política y rechazan mayoritariamente la Monarquía como forma de gobierno. No se sienten identificados con un estado Monárquico. A otros pues les da lo mismo. O ni siquiera lo piensan. Durante un tiempo veían con gracia al campechano de Juan Carlos y ahora les parece que Felipe es buena persona, cuando no se dan cuenta que campechano y buena persona puede ser tu vecino y eso no le da el derecho a convertirse en Rey de un Estado en pleno siglo XXI. Así como la legitimidad jurídica de Juan Carlos emanó de las leyes franquistas reformuladas en la Constitución Española y votadas por todos los españoles la legitimidad de Felipe emana también de la Constitución Española, ya que es el heredero convertido en Rey, por obra y gracia de una noche de pasión entre sus padres. Y después vendrá Leonor, que es muy guapa. Hay que reformar la constitución y convocar un referéndum para evaluar que modelo de Estado queremos porque los ciudadanos somos ya mayores de edad para los cuentos de hadas. La unidad de la patria española no se puede fundamentar en una corona. Se tiene que fundamentar en un conjunto de derechos y libertades compartidos. Unidad en la Diversidad. Porque España no es homogénea. Es una geografía emocional, cultural, lingüística, histórica y territorial llena de matices, colores, sabores, olores y riquezas. Esa es la nueva idea que debería convertirse en el pilar del futuro país sobre el horizonte azul estrellado de la Unión Europea. Estados Unidos es el espejo donde debemos mirarnos. Orgullosos de su constitución fundamentada en la libre unidad de sus estados pero también basada en los derechos civiles, la libertad individual y la diversidad. Sin rey, ni presidente de la república. Nadie por encima de la elección popular. Una verdadera democracia representativa.