Opinión

Quería contarte, querido lector

QUERÍA CONTARTE, querido lector, que Kate Winslet protagoniza una de las series más potentes que se pueden ver actualmente. Con un guion rebosante en giros inesperados donde todos son sospechosos de asesinato, la historia narrativa se desarrolla en un pequeño pueblo remoto de Pensilvania donde una joven desaparece. Los ingredientes que envuelven la atmósfera son similares a otras obras cinematográficas. América profunda, hombres y mujeres que luchan por sobrevivir en un ambiente degradado por las drogas, el desempleo y la precariedad. Un clima frio donde siempre es otoño, un lugar donde todo el mundo se conoce. Una comunidad claustrofóbica compuesta por jóvenes sin futuro y sin ideales que perseguir, encerrados en un submundo alejado de cualquier esperanza. Las tragedias se suceden en un ecosistema cerrado, donde la policía, Mare, trata de ir resolviendo los casos a medida que intenta solucionar también las contradicciones de su propia vida. Una mujer con una pesada carga psicológica compuesta por problemas familiares y vitales, ahogando los días en espuma de cerveza mientras enciende constantemente cigarrillos. Una mujer implacable en su carácter, irónica, desmedida y emocional. Por otra parte, quería contarte que estoy leyendo a Roberto Bolaño y su magnífica novela Los detectives salvajes. Me la recomendó mi amigo Carlos Taboada en una piscina y era inevitable ir corriendo a la librería Paz. No todos los días te recomiendan un libro en una piscina. Quería contarte que a veces la realidad es el preámbulo de una buena novela y también al revés. Estás leyendo un libro donde aparece una chica paseando con un paraguas rojo por una calle entre la lluvia y de pronto, cierras el libro, sales a la calle, se pone a llover, cruzas la calle y te encuentras a esa chica con el paraguas rojo. Quería contarte que también estoy leyendo las memorias de Nelson Mandela, El largo camino hacia libertad. Escrito en la cárcel, narra toda su vida con un estilo magistralmente sencillo, que no por sencillo deja de ser magistral porque lo magistral está precisamente en la sencillez, como la poesía Haiku japonesa. En sus primeras páginas Mandela relata su infancia en su aldea africana y como recogían una variedad de maíz que allí le llaman zara. Me pregunto, si la empresa Zara obtiene su nombre por esta variedad de maíz Sudafricana, que recogía la familia Mandela. Quería contarte que en la estantería tengo algunos libros que esperan ser leídos. Estos libros tienen su historia propia porque me los encontré un lunes por la mañana en la plaza de la Pedreira amontonados en una caja. La caja tenía un cartel que ponía se regalan. Hay gente que abandona libros, como abandona perros. Gente desalmada y sin consideración alguna. Los recogí uno por uno. Todos me pusieron cara de tristeza e ilusión a la vez. Los salvé de ser tirados a la basura porque no hay ninguna protectora de libros. Me llevé entre los brazos a Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender, Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam, Una habitación con vistas de Morgan Forster, Cementerio marino de Paul Valery y el Bushido de Inazo Nítobe. Quería contarte que realmente hay días como este, en los cuales no tienes aparentemente nada que contar, pero es precisamente en estos días, donde ocurre absolutamente todo, porque quería contarte que estoy escuchando a Bill Evans tocando al piano Peace piece y tras la ventana, al fondo, en el horizonte, donde el presente inventa su infinito, llega como un huracán todo el calor del verano empujado por las gigantescas olas rojas y azules del mar.

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