Opinión

La mochila

Uno no es mejor peregrino porque te salgan más ampollas
Mochila de peregrino. DP
photo_camera Mochila de peregrino. DP

Querida mochila!!!

Cuánto tiempo sin saber de ti. Todos los planes que teníamos al final de este verano se han quedado en eso por culpa de la época que nos ha tocado vivir. Este maldito virus nos ha alejado de todo aquello que queremos, nos ha cambiado y a la vez nos ha servido para valorar a aquello que parecía una costumbre. Son momentos de prudencia y de añorar los días en los que caminábamos, los días en los que hacíamos realidad nuestros sueños.

¿Te acuerdas cuando nos plantamos con Patricia en Oviedo? Volvíamos a vivir, creíamos nosotros, y casi hablábamos en pasado del virus, aunque realmente lo hacíamos porque no queríamos que volviera y ¡volvió!, desgraciadamente con más fuerza que nunca.

Te preguntarás por qué me acordé ahora de ti, pues yo te cuento. Estos días se estrenó una serie ambientada en el Camino de Santiago. Demasiado cool piensan algunos, yo entre ellos, pero no olvidemos que es una serie de ficción, no un documental. Es una historia ambientada en lugares idílicos. Es cierto que en tantos años caminando nunca vi a nadie con una cazadora con borreguito, ni tampoco a nadie caminando con collares, lo de hospedajes buenos ya es otra cosa; hay peregrinos de albergue público, otros de hoteles, de hostales, de casas rurales, de albergue privado, incluso de camping… todos son legítimos. Precisamente ahí radica la grandeza del Camino.

La serie molestó a los puristas, a aquellos que diferencian a los peregrinos por categorías. Cuando yo era un crío escuché a alguien que quien acude al Apóstol es peregrino; vaya en coche, en bici, en tren o caminando porque es una cuestión de alma, no importa el cómo, sino el deseo. Uno no es mejor peregrino porque te salgan más ampollas, porque duermas a ras de suelo o te hagas 50 kilómetros diarios. Peregrino es aquel cuyo sentimiento es el de peregrinar. No me critiques querida mochila, pero yo me emocioné viendo 3 Caminos. 

No entro si es buena o mala. Si es mucho dinero el aportado por la Xunta. Lo que si sé es que por momentos -muchos- me sentí reflejado. Recordé lo vivido y añoré aquello que me falta. Lugares recorridos, sueños realizados… ganancias y pérdidas, momentos duros y otros preciosos, porque la grandeza del Camino radica en que es el reflejo de la vida: días en los que te comes el mundo, otros en los que no arrancas. Días en los que el apoyo de los demás te da alas y otros en los que las expectativas se quedan en eso, pero siempre vale la pena luchar por aquello en lo que uno cree.

A lo mejor es frívola, demasiado comercial, pero es una serie que busca promocionar el Camino en todos los mercados, pero en lo que no miente es en que el Camino es amistad, es la oportunidad de descubrir lugares por lo que has pasado muchas veces sin apreciarlos y personas que te marcan para siempre. Gente a la que -a lo mejor- no vuelves a ver nunca, pero que tienen un espacio en el corazón de uno, personas que esconden historias que de repente te regalan mientras caminas junto a ellas. Eso es el camino y eso se refleja a la perfección.

¡¡¡Volveremos!!! Volveremos a pensar en recorridos, volveremos a retomar nuestras vidas, a volver donde dejamos todo, volveremos a tomar ‘Estrellas’ para paliar nuestra sed y a la vez acordarnos de los que añoramos, volveremos a buscar parches para seguir con la colección que inició alguien que tu sabes. No se si con más fuerza o menos, pero volveremos.

Como cantan Andrés Suárez e Iván Ferreiro, no se puede explicar, hay que vivirlo. El Camino siempre llama. Un día de septiembre te guardé en el armario deseando volver a cargarte, pero no te preocupes porque ‘desandaremos’ el tiempo perdido y pondremos a enfriar las Estrellas porque lo que intento explicar es que el día en el que volveremos ya está llegando.

Como decían los antiguos: Ultreia.

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