Opinión

Nunca dejes de creer

COMO SI de un cantero se tratase, ‘El Cholo’ ha esculpido en la cabeza de los colchoneros que nunca se puede dejar de creer y que en la insistencia está en la clave para derribar muros. Las máximas del argentino sirven para resumir la filosofía de un equipo que en la pista -fuera de ella ya fue otra cosa- ha sabido soportar la etiqueta de favorito al ascenso y la presión que eso genera y más cuando se empieza el campeonato con derrota en la cancha de un rival directo al ascenso.

La temporada del octavo ascenso teucrista a la élite pasará a los anales por una racha de 23 jornadas consecutivas sin perder con la friolera de 22 triunfos y un empate. Una serie solo al alcance de conjuntos especiales, al igual que la reacción de este sábado después de ir perdiendo por cinco goles, pero nunca dejó de creer. La vida son detalles. Cosas pequeñas que trascienden. Probablemente pasó desapercibida, pero la reacción de la afición cuando los de Quique Domínguez salieron del vestuario hacía presagiar la comunión que existió entre le la pista y la grada. 30 minutos inolvidables que abrieron de par en par las puertas de la élite.

El Teucro ha vuelto a su ‘casa’. De nuevo, los mejores pasarán por el Pabellón Municipal porque los azules han sabido gestionar los malos momentos, no relajarse cuando las victorias sonreían y confiar en sus posibilidades cuando el destino se torció un poco. El de este sábado es el justo premio a una ciudad en la que el balonmano se vive de manera especial y para un club que ha sabido sobrevivir cuando lo tenía todo en contra. Otras muchas entidades que vivían situaciones semejantes acabaron desaparecieron, pero el Teucro es distinto porque lleva el ADN de Pontevedra.

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