Opinión

Ellos las prefieren feministas

Hablamos con las parejas de cuatro mujeres activistas integrantes del Colectivo Feminista de Pontevedra

Hombre, blanco y heterosexual. Las tres características que definen al conjunto de los individuos más privilegiados dentro de la sociedad. Los que no sufren discriminación por razón de género, sexualidad o raza. Los que no se van al taxi con el móvil y las llaves en la mano. Y también, los que sienten su statu quo amenazado cada vez que una feminista abre la boca y los señala como cómplices del sistema por pensamiento, palabra, obra u omisión.

Queremos saber, por qué ellos, que lo tenían todo, han podido enamorarse de una activista feminista, la han comprendido, y se han sumado a las filas de los nuevos aliados que se dejan ver en las manifestaciones, comparten artículos, ven documentales sobre Kate Millet y son capaces de pronunciar la palabra heteropatriarcado sin sufrir una úlcera.

Todos señalan esa especie de desconfianza previa hacia un concepto que no conocían 


Alberto (38 años) reconoce que le tocó la lotería el primer día que besó a Ana, un 25 de diciembre: "Me enamoré de la persona y fueron muchas pequeñas cosas que según fui descubriendo me fueron enganchando". Ella fue su primera pareja que se declaró abiertamente feminista y Alberto se dio cuenta de que el germen del feminismo ya estaba en él antes que Ana: "No podía decir que era feminista pero siempre he defendido la igualdad entre personas sin diferencias de género, raza, etnia o cultura". Le pasa lo mismo a Iago (40) que insistió en quedar, a pesar de que ya sabía del compromiso público de ella con el feminismo: "Sigo pensando exactamente lo mismo que antes de conocerla, solo que ahora sé que realmente eso se llama feminismo y no es igualdad u otra cosa. Sigo siendo defensor de las mismas cosas, pero ahora sé cuál es su nombre real". O a Rodrigo (50), pareja de Mar: "Yo antes sobre el feminismo no tenía una opinión demasiado formada y como mucha gente, no me lo tomaba muy en serio, entre otras cosas porque no entendía la problemática de las mujeres hasta que ella empezó a hacérmelo ver". Salvo Ángel (42), que ya era feminista antes de que su padre le hiciese conocer a aquella chica tan encantadora llamada Cynthia, todos señalan esa especie de desconfianza previa hacia un concepto que no entendían.

Ángel: "Os homes temos o papel fundamental de educar a outros homes"

A las feministas se nos acusa de muchas cosas y casi ninguna buena: resentidas, histéricas, amargadas o mal folladas, son algunas de las perlas que cualquier mujer feminista escuchará o leerá a lo largo de su vida. Partiendo de la hipótesis de que una no es culpable, sino víctima, del mal follamiento ajeno, preguntamos a las parejas de las mujeres feministas qué les aporta una relación con una persona con semejantes taras. De Ana, Alberto asegura que le gusta porque "es una persona crítica, que no se conforma y muy luchadora. Además de conversaciones interesantes, ella lo lleva a todas las facetas de su vida. Da seguridad que las decisiones que tienes que tomar con esa persona que te acompaña siempre tendrán una base y pensará en el nosotros. La admiro". A Ángel, como feminista y padre, le atrae el hecho de que una de las batallas de su mujer sea la búsqueda de la igualdad: "Considero que nacemos iguais e así debemos seguir". Iago reconoce el descubrimiento de otra realidad: "Me ha abierto los ojos a muchas cosas, por ejemplo, a la gran diferencia salarial o la cantidad de casos de violencia de género y todas las discriminaciones por ser mujer". Rodrigo, que se coló por la chica más guapa del bar hace más 30 años, aporta la nota menos romántica: "Enamorarse es muy fácil. Aguantar no es tan fácil porque las feministas estáis recordándonos constantemente que sois feministas y estáis cuestionando también si nosotros lo somos o no".

Paradójicamente, los hombres que salen con mujeres fuertes y empoderadas son vistos a menudo como calzonazos y sufren de rebote la discriminación de género o son usados como saco de boxeo de los instintos primarios de la manada. Hace unos meses, cientos de personas insultaron directamente a mi pareja en el Facebook de un conocido periódico a raíz de una entrevista mía. No es el único. "Reconozco que en algún momento he podido sentir cierta incomodidad, en el ámbito privado en conversaciones con familiares, amigos… se da una tensión en la conversación", dice Alberto. Ángel asume y se sale de la tangente: "Resbálame bastante o que digan os demais, pero si que se oe o termo ‘calzonazos’ aplicado aos homes que vos damos a razón e apoiamos esa loita". Rodrigo lo achaca a la sensación de amenaza que perciben ciertos individuos, "precisamente porque el machismo lo primero que hace con una feminista es burlarse de ella, imagínate cuando es el hombre el que se declara feminista".

Dispuestos a aguantar estoicamente al lado de mujeres feministas, los aliados tienen claro su papel. "Os homes temos o papel fundamental de educar a outros homes e de ser críticos. Hai moitas cousas machistas que non vemos como tal. Eu como pai ensino por igual as cousas aos meus fillos", apunta Ángel. Iago aboga por animar a otros "aprendiendo de ellas, compartiéndolo con los demás y actuando en consecuencia". Y Alberto sentencia que "el feminismo ya es algo irreversible en mí". Ni todas las feministas estamos mal folladas, ni todos los hombres piensan que esto no va con ellos. Algunos admiran a sus parejas, se ponen a su lado y son lo sufi cientemente valientes para participar activamente en la lucha por la igualdad. Simplemente, se trata de compartir el mundo. Y de paso, follar bien.

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