Opinión

El bachiller Iceta, ministro de Cultura, ¿es broma?

¿Cómo un hombre que no fue capaz de acabar una carrera o dotarse de un oficio, empleo u ocupación laboral podía tomar decisiones sobre asuntos tan delicados como los que le adjudicaron?

DECÍA CHURCHILL que en la política donde las paradojas del absurdo se elevan a categoría. Como saben, el Partido Socialista Obrero Español nació para representar y defender a los trabajadores y lo eran sus fundadores. Y, al mismo tiempo que se recuerda e invoca su historia se insiste en que el PSOE es su vanguardia y el antemural de los que viven de su trabajo. Pero, pese a todo ello, ya no sorprende que personas son oficio ni beneficio, que en el mejor de los casos no pasaron del bachillerato, hayan devenido en dirigentes, portavoces y ministros del PSOE . 

Si en su día, nos dejó atónitos que Miguel Iceta, frustrado candidato a la presidencia de la Generalitat, fuera elevado al rango de ministro del asunto territorial “y de la función pública”. ¡La función pública! una persona que no había pasado de primero de las dos carreras emprendidas (Ciencias Químicas y de Ciencias Económicas en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), cosa que abandonó con un pobre expediente académico para vivir de la política, donde ha ejercido todo tipo de cargos, retribuidos, claro. “El Iceta” como dicen en Cataluña, fue poco tiempo ministro de la función pública, pero el tiempo suficiente para introducir substanciales reformas en su acceso, cosa que el señor ministro no estaba, obviamente por su falta de formación, en disposición de valorar. 

Ahora, como si lo de antes no fuera suficiente, el bachiller Iceta es transportado a otra responsabilidad todavía más insólita, Cultura y Deporte. ¿Es broma o es burla? Salvo su baile en los actos electorales del PSOE , ¿qué otras evidencias se poseen de su adecuación al nuevo cargo? ¿Cómo un hombre que no fue capaz de acabar una carrera o dotarse de un oficio, empleo u ocupación laboral podía tomar decisiones sobre asuntos tan delicados como los que le adjudicaron? Pero lo más desolador no es que el doctor Sánchez aliste a personajes como éste y otros, sino la indiferencia con que los militantes del PSOE , al tiempo de que presumen de que son la izquierda, el partido de los trabajadores, la vanguardia de la clase obrera y reproducen como timbre de gloria el rostro del tipógrafo Pablo Iglesias, no sientan un poco de vergüenza, de pudor, ya no digo de otra cosa, en casos como éste y otros. 

Se supone que una persona que es elevada al rango de ministro responde, teóricamente, a dos condiciones: o porque su trayectoria, formación, currículum o experiencia, su vinculación personal para sus futuras competencias es el candidato idóneo, o bien porque, sin ser un especialista, tiene formación de nivel y ha demostrado criterio y capacidad de trabajo contrastado a lo largo de su vida profesional y laboral. ¿Qué de todo esto posee el bailarín Iceta?