Opinión

Cataluña y Sánchez, de nuevo

Ha trascendido que pese a la apariencia de que es un asunto en 'stand by', Sánchez y Aragonés tienen un pacto o acuerdo secreto a la espera de que el segundo resuelva sus diferencias con sus compañeros independentistas

ORTEGA centraba el problema catalán justamente en el deber del Estado de proteger a los catalanes que querían seguir siendo españoles, como los demás. Lo de los otros no tiene remedio. Por eso, cada vez que se produce una convulsión como la no cerrada del todo crisis de Gobierno de la Generalitat, cabe preguntarse cómo cursarán las relaciones del actual inquilino de la Moncloa, sostenido, entre otros, por trece pilares, digo votos, de Esquerra Republicana de Cataluña. Sánchez ha manifestado en anteriores ocasiones que con respecto al llamado conflicto catalán que la "Ley no es suficiente" y culpado al propio Estado de contribuir al conflicto, por aplicarla. como si no se debiera a quienes se alzaron contra la Constitución e incurrieron en supuestos tipificados en el Código Penal que, por cierto, está pendiente de ser modificado desde hace tiempo para que deje de ser delito el cometido por los indultados y los escapados. La aplicación retrospectiva del Derecho nuevo, cuando beneficia al reo, va a tener consecuencias esperadas, y hasta podría abrir la vía para el triunfal retorno del Puigdemont en olor de multitudes. Ese es el proyecto.

Ha trascendido que pese a la apariencia de que es un asunto en stand by, Sánchez y Aragonés tienen un pacto o acuerdo secreto a la espera de que el segundo resuelva sus diferencias con sus compañeros independentistas. Cataluña vuelve a ser privilegiada sobre otras comunidades en cuanto a los fondos del Estado, cosa por la que han protestado dirigentes del mismo partido que Sánchez de otras comunidades. Hace tiempo que el presidente no nos deleita con su Teoría del Estado, con la que corrige a Kelsen, a Platón y Aristóteles. El primero nos enseñó que la Ley es el fundamento del Estado; los segundos defendieron "el gobierno de las leyes frente al gobierno de los hombres". Cierto que las leyes se pueden cambiar, pero deben cumplirse; es decir, que el Estado no puede depender en cada caso del voluntarismo del que quiera respetar la ley o no. Para Kelsen "el Estado es una ficción; no existe; lo que existe es el Derecho". Pero el doctor Sánchez entiende que la Ley, el Derecho no es la substancia sobre la que descansa el Estado, sino que la Ley o el Derecho, deben ceder ante la conveniencia de cada momento, según parece. Y 13 votos son 13 votos.

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