Opinión

¿Va a ser posible y es necesario un PSOE distinto del que dirige Sánchez?

FERNANDO DE LOS Ríos escribió que un verdadero socialista primero piensa en España, luego en el partido, y finalmente en sí mismo. Quizá se inspiró en esta idea la mayoría del comité federal del PSOE, para evitar la repetición de las elecciones, en un crítico momento del país, en octubre de 2016 y optó por la abstención que permitió gobernar a Rajoy, lo que abrió una profunda crisis, saldada con la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general y su renuncia al acta de diputado, si bien siete meses después recuperaría la dirección del partido con una discreta mayoría. Ya venía de atrás la prevención a su persona, alertada por su antecesor, Rubalcaba, ante los experimentos con el independentismo que anunciaba.

Fue Corcuera quien lanzó la primera idea de que el hombre que el PSOE precisaba para ser fiel a sus postulados era el ingeniero asturiano Javier Fernández Fernández, secretario general de la Federación Socialista Asturiana y presidente del Principado de Asturias desde mayo de 2012 hasta julio de 2019, y quien estuvo al frente, tras la crisis del partido de la Comisión Gestora del PSOE desde el 1 de octubre de 2016 hasta la elección de Pedro Sánchez.

Hoy, la pregunta ya no es qué hubiera pasado, si le hubiera ido mejor al partido y España con Fernández en la secretaría general, y si el PSOE volverá a recuperar sus perfiles originales tras el paso de Sánchez y sus consecuencias. Como ha dicho el expulsado Leguina es necesaria la recuperación del partido que, según otro disidente, Paco Vázquez, es ahora otra formación distinta, ahora bajo las siglas del PSOE.

Como nunca ocurriera, el culto a la personalidad de Sánchez alcanza el paroxismo desconocido en este partido, y como vemos a diario en manifestaciones o redes sociales, quienes discrepen de su actual secretario general son tildados de traidores o incluso de fascistas. Resulta surrealista ver esas proclamas al lado de la imagen de "Pablo Iglesias" y su famoso aserto de que "no sólo hacen adeptos los partidos con su ideología, sino con buenos ejemplos y la recta conducta de los hombres".

Conviene releer lo que dicen los estatutos del PSOE sobre la sanción que puede recaer sobre un militante que incurra en la vulneración del Código Ético o muestra una "mala conducta cívica o ética" o "expresa públicamente sus opiniones en términos irresponsables o con deslealtad al partido o a sus afiliados y afiliadas".

Pero realmente lo que más se censura a Leguina ya no es tanto que cuestione la línea política actual del partido, o sea, que no cabe discrepar, sino que ha vulnerado, obviamente, lo que no deja de ser culto a la personalidad de Sánchez, pues por lo visto señalar sus contradicciones menoscaba el prestigio y la imagen pública del mismo que ha dado probadas muestras del poco valor de su propia palabra. ¿Y quién es el expulsado Leguina, como escarmiento visible para la depuración de discrepantes, o que se van o que los echan?

Su pecado fue dibujar un retrato sin miramientos del doctor Pedro Sánchez. Doctor en Ciencias Económicas por las Universidades de Bilbao y la Sorbona, uncionario de carrera del Estado estadístico facultativo del Instituto Nacional de Estadística, profesor en la Universidad Complutense de Madrid. Es un histórico del PSOE. Fue presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, después de ganar las elecciones en 1982 por mayoría absoluta. Ha sido diputado en varias legislaturas. Crítico con la deriva del PSOE desde tiempos de Zapatero.

La baja sucesiva que se ha venido produciendo en el PSOE, que creen alejado de los propios principios que lo inspiraron ha ido dejando sobre el camino a socialistas de trayectoria, como José María Múgica, hijo de Fernando Múgica, asesinado por ETA, y otros tantos que en su momento formaban la base esencial de aquel otro PSOE. En las Bases Ideológicas que sostienen el Partido Socialista se afirma que, con más de 125 años de historia, "es una organización política de la clase trabajadora" ¿Cómo entender entonces que su actual y la anterior portavoz en el Congreso no hayan trabajado en nada en la vida y carezcan de oficio conocido, fuera de la política, con el añadido de que la vicesecretaria dijera que su curriculum laboral formaba parte de la vida privada? Aparte de otros personajes parecidos que llegaron a ministros como en la actualidad.

En el Código Ético del PSOE se dice: "Son especialmente reprobables las conductas que tienen por objeto la instrumentalización del partido para el beneficio personal. El ejercicio de un cargo público u orgánico es un servicio que responde a los intereses generales". O sea, que un socialista va a la política a servir, no a emplearse, Como decía Pietro Nenni, secretario general del Partido Socialista Italiano, "La prima moneta di un socialista è il lavoro", o sea, "La primera divisa de un socialista es el trabajo".

También dijera que "el talante moral del socialismo es el valor esencial de nuestra ideología frente a los otros partidos. El que carezca de sentido moral de la política no es un socialista". Nada que añadir.

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