Opinión

Ideas no faltan, pero ¿dinero?

El bipartito tiene varios proyectos en mente,pero sin el presupuesto se quedará en nada


PONER A FUNCIONAR un gobierno no es algo sencillo. Por eso, en las reglas no escritas de la política, se le concede a los nuevos ejecutivos un periodo de confianza de cien días antes de comenzar a evaluar su gestión, pero en el caso de la Diputación de Lugo, con todo lo que ha ocurrido desde el mes de junio, ya no hay norma que valga y el bipartito (PSOE-BNG), que preside el alcalde de A Pontenova, Darío Campos, desde octubre, se ha convertido en el centro de las críticas del PP desde el minuto cero por su falta de actividad. Sin embargo, al equipo de gobierno no le faltan ideas para los próximos cuatro años, algunas de ellas casi faraónicas, unos proyectos que no podrán ni comenzar a caminar si el ejecutivo no pacta y aprueba los presupuestos de 2016.

En la hoja de ruta del equipo de Campos ocupa un lugar relevante rematar la herencia -en algunos casos, si no envenenada, sí un poco agria- recibida de su antecesor en el cargo y jefe de filas, José Ramón Gómez Besteiro. La polémica red de residencias y el inacabado centro de recría son dos de los proyectos que tienen prioridad en la agenda y que, por si solos, ya son un reto importante. La puesta en marcha y posterior gestión de los geriátricos va a ser muy difícil, porque las plazas tendrán un coste de mil euros mensuales cada una, muy por encima de la pensión media de la provincia, y la Xunta ha dejado claro por activa y por pasiva que no va a concertar plazas. Aunque no hay nada definitivo, para solventar la situación, la Diputación está dispuesta a subvencionar a los residentes, supliendo al Gobierno gallego que, sin embargo, no tiene problemas para llegar a acuerdos semejantes con empresas privadas.

Por su parte, al centro de Castro de Ribeiras de Lea, que inauguró Besteiro en periodo preelectoral de las municipales, todavía le queda mucho por hacer para estar terminado y todavía mucho más para conseguir el correspondiente permiso de la Xunta. Una patata caliente, con una inversión millonaria, que el nuevo ejecutivo va a tener que tragarse le guste o no.

El nuevo bipartito también quiere seguir la senda del anterior en lo que a generación de empleo se refiere. En ese proyecto presupuestario que Campos presentó en el Parlamento, pero que nadie más conoce, se reservan seis millones para estos fines, con el objetivo de destinarlo a planes que, según ellos, están dando muy buenos resultados, como el Ben Empregado.

Pero, al margen de lo heredado, en la hoja de ruta del ejecutivo de Campos también ha lugar para nuevos proyectos, alguno de ellos muy arriesgado y de elevada inversión. El más ambicioso es el de crear una alternativa a Sogama para el tratamiento de las basuras urbanas, un monopolio ejercido a través de una empresa con capital público que tiene en pie de guerra a los ayuntamientos. La idea no es nueva, pero ahora ocupa un lugar prioritario, aunque todavía está en pañales, porque hace falta mucho dinero y, además, antes de nada, hay que analizar si sería viable y optar por una solución técnica más moderna y respetuosa con el medio ambiente.

El turismo también será otro de los asuntos prioritarios. En este sentido, la Diputación pretende conseguir de una vez por todas (los anteriores intentos acabaron en fiasco) coordinar la promoción turística de la provincia en conjunto, aunando todas sus riquezas, desde la cultural a la medioambiental, pasando por la gastronómica, para que el visitante recorra todo el territorio, desde la Ribeira Sacra a A Mariña, en paquetes turísticos de varios días.

Estas son solo algunas ideas, porque proyectos no faltan, pero sí el vil dinero. De poco sirve tener unos planes fantásticos si no hay fondos para financiarlos y esto es lo que le ocurrirá a la Diputación si el gobierno que preside Darío Campos no consigue el respaldo suficiente para aprobar el presupuesto del próximo año. Todo parece indicar que las cuentas no se presentarán en el pleno del próximo martes y que, por lo tanto, el 2016 comenzará sin cuartos nada más que para pagar a los funcionarios y para mantenimiento, mientras el maná de las infraestructuras para los ayuntamientos quedará paralizado. La Diputación estará atada de pies y manos con unos 90 millones en el banco.

Ya se sabe que a Campos le gusta, citando a Simeone, ir "partido a partido", pero en este caso más le vale que saque a relucir rápido sus habilidades diplomáticas, que no se sabe si son tan elogiables como las demostradas en los campos de fútbol, para sacar adelante unas cuentas sin las que el próximo año la Diputación estaría asfixiada.

Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso del 27 de diciembre de 2015.

Comentarios