Opinión

Vacío de poder en el PSOE

Tras la marcha de Besteiro y la decapitación de Santín, el partido está descabezado en Lugo

 

¿QUIÉN DIRIGE EL PSOE LUCENSE? La pregunta parece sencilla, porque, tras la decapitación del último secretario provincial, Juan Carlos González Santín, y de su ejecutiva, existe una gestora, nombrada a dedo desde Ferraz y que preside Luis Ángel Lago Lage. Pero, el veterano socialista y los que le acompañan en este órgano solo tienen el poder de derecho porque de hecho, lo que hay en las filas socialistas es un auténtico vacío de poder. Con toda la que está cayendo día sí y día también, la ejecutiva en funciones no ha abierto la boca desde que tomó posesión para poner un poco de orden, mientras los cargos y militantes están sin referentes después de casi medio año inmersos en una batalla interna que parece no tener fin y, lo que es peor, tampoco solución, porque nadie despunta en el fragor de la lucha como futura cabeza visible del partido en Lugo.

José Ramón Gómez Besteiro, exsecretario provincial del PSOE, expresidente de la Diputación y máximo responsable de los socialistas gallegos desapareció de la escena política lucense el pasado 24 de junio, tras el patético espectáculo que llevó a la popular Elena Candia a la presidencia de la entidad provincial durante tres meses. «¿Besteiro sigue afiliado al PSOE?», preguntó con ironía un militante en la asamblea local que se celebró en Lugo el pasado jueves. Es obvio que el secretario general sigue inscrito en el partido, pero tan cierto es también que desde la pérdida de la institución, el líder del PSdeG prácticamente ha desaparecido del panorama y cuando, en sus apariciones públicas por Galicia, se le preguntó por lo que estaba ocurriendo en Lugo, escurrió el bulto o directamente le mandó la patata caliente al presidente de la Diputación, Darío Campos.

Besteiro tiene abiertos muchos frentes en toda la comunidad autónoma y muy en el aire su candidatura a presidir la Xunta, por lo que parece que no tiene tiempo suficiente para Lugo y para arreglar un partido de cuya caótica situación actual es uno de los responsables.

La estrategia para poner a alguien dócil al frente de la Diputación y del partido en la provincia le salió mal, pero que muy mal, y aunque el PSOE acabó recuperando la presidencia de la entidad a costa de engañar al alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, el problema no se ha solucionado sino que ha empeorado, con un diputado ‘díscolo’ que, aunque sea expulsado del PSOE, no se va a ir de la corporación y mantendrá su voto decisivo.

Además, las voces críticas, calladas hasta el momento, ya han comenzado a surgir en el seno del partido y seguirán apareciendo. Varios alcaldes están pidiendo explicaciones a Lago Lage, como única cabeza visible, y exigen una reunión para que se les explique lo que está ocurriendo. No lo entienden, porque muchos de ellos estaban en la famosa reunión del 21 de agosto en la que se llegó a un compromiso con Martínez, que permitió la moción de censura, y ahora quieren saber por qué se convirtió en papel mojado, generando una situación insostenible en la institución provincial, que seguro que repercutirá negativamente en sus concellos.

Para solucionar la crisis, habrá que esperar a la convocatoria del próximo congreso, que no se celebrará hasta el año que viene, pero por el momento nadie se perfila para encabezar el partido en Lugo y zanjar el problema. La vieja guardia del PSOE, salvo contadas excepciones, está desaparecida o aletargada en sus retiros de Madrid o Bruselas y de la denominada tercera generación, la que impulsó Besteiro, nadie parece estar capacitado ni contar con apoyos para asumir la responsabilidad.

Lago Lage ya dijo que estaba de paso; Darío Campos, que como presidente de la Diputación sería la persona idónea, asegura que tiene «la cabeza como un bombo» y le sobran responsabilidades y del grupo provincial el único que despunta es Álvaro Santos, que carece de experiencia, no genera simpatías en un amplio sector del partido y, además, como portavoz provincial, parece incapaz de dar respuestas creíbles a las múltiples preguntas que surgen por la crisis del partido, echando mano de disculpas que rozan lo ridículo, como decir que no firmaron el pacto con Martínez sino un simple recibí, y que recuerdan a la Cospedal y a su famoso «despido en diferido».

El PSOE lucense está descabezado y con unas elecciones generales a las puertas que todavía pueden agravar más la situación, pero, como dijo un veterano del partido, «os que desfixeron todo, non poden agora intentar amañalo». Por eso, algunos ya piensan en un ‘mirlo blanco’ que vuelva las aguas a su cauce.

Artículo publicado el domingo 15 de noviembre en la edición impresa de El Progreso

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