Opinión

Cambio de horarios

SOMOS el único país del mundo que almuerza a las tres de la tarde y que cena a las once de la noche. Es una expresiva muestra del disparate de horarios en la vida laboral y social del país. Como lo es que aquí, tal día como hoy, el orto, el sol aparezca a las ocho de la mañana. No parece que este huso horario sea un incentivo para fomentar que un país madrugue. Hay un debate abierto en este sentido que busca cambios horarios a la racionalidad. Es necesario sostenerlo para que el estado de opinión propicie que se tomen decisiones en la vía de la racionalidad.
1) Compaginar horarios escolares y horarios laborales de los padres.
2) Cambio al huso horario GMT que corresponde a toda España y muy especialmente a Galicia y abandonar el huso horario de Berlín. Estos días de abril el ocaso se registra entre nosotros después de las nueve de tarde (no noche), pero no amanece hasta las ocho de la mañana.
3) Cambios en las programaciones de las televisiones, desde la hora de emisión de los principales informativos de mediodía y noche, a los programas de gran audiencia. Es el horario de la programación de las televisiones, particularmente las públicas, la que ha de conducir al cambio de costumbres sociales. «Este programa acaba antes de las 12 de la noche» representa ya un avance en la televisión pública española, pero insuficiente: es una señal de que existe un problema con los horarios de emisiones de televisión y el tiempo de descanso de los ciudadanos.
4) Los puentes festivos-laborales no son algo específico de España, como se nos pretende hacer ver con frecuencia. Pero ciertamente el funcionamiento de la actividad laboral y económica pide que se agrupen, como sucedió en Galicia el pasado mes con la festividad de San José, que se pasó al viernes 20, y generó un largo fin de semana que se traduce en beneficio para el sector turístico y no corta la actividad.

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