Opinión

Compromiso por la igualdad

La brecha salarial entre mujeres y hombres o la desigualdad en las oportunidades laborales son una realidad, y así lo percibe la sociedad, como reflejaba ayer un sondeo de Sigma Dos para El Mundo. La económica es la cuestión nuclear en la situación desfavorable de la mujer, aunque hay ya muchas empresas modélicas. Promover la independencia económica e igualdad en las oportunidades laborales es una tarea y un objetivo que se sitúan por encima de divergencias en las visiones políticas o ideológicas. La lucha frente a la desigualdad debe concretar un objetivo y una reivindicación definidas. Poner fin a la brecha salarial es una cuestión de legislación y de aplicación de la misma. Es algo que, más allá de las palabras, se debe poner en marcha ya. No se justifican en este asunto «implantaciones progresivas». Ni se justifica tampoco que no se aborde por los legisladores. Varios países de Europa iniciaron esas reformas. España, que figura en buenas posiciones comparativas en cuanto a la igualdad de la mujer, debe emprender esos cambios. ¿Es el camino «una huelga de género» como la convocada para hoy? Es comprensible como una llamada sonora a que el proceso de igualdad debe acelerarse o como grito frente a situaciones gravemente injustas. O como oportunidad para un debate que debe permanecer más allá de la jornada de hoy. Los cambios culturales pendientes son el asunto de fondo, una tarea que empieza en las propias familias. Lo refleja gráficamente la encuesta citada, con la variación de comportamiento en las tareas domésticas del hombre que pasa de vivir solo a vivir en pareja. Vuelve a recaer mayoritariamente en la mujer el rol tradicional. El enraizamiento de este cambio cultural, de roles sociales que se reflejan en la vida doméstica, no lo resuelve solo ni principalmente una modificación legislativa ni el grito de toda una huelga.