LA DECLARACIÓN de Mariano Rajoy al anunciar que acepta someterse a la investidura suena como un buen inicio para una travesía que va a ser dificil. "Me gustaría contar con una mayoría parlamentaria más amplia. Sé que no va a ser así, pero trabajaré desde el primer día para que ese Gobierno sea estable y duradero. Soy consciente de que eso solo será posible con diálogo y acuerdos". Y el añadido siguiente es: "Tendré que ganarme los apoyos y ni se me pasa por la imaginación disolver las Cortes. Voy a intentar que la legislatura dure cuatro años". El discurso de hoy del candidato y los perfiles de quienes integren el Gobierno darán pistas ya reales del alcance de esos planteamientos realistas que formuló. Ese talante es más importante cuando la agitación en la calle está anunciada y cuando se pretende cuestionar la legitimidad de una votación del Congreso.
Sorprendente
El documento vaticano de la Congregación para la Fe sobre la cremación y las cenizas de los muertos es una sorpresa. Se trata de doctrina exclusiva para católicos pero desde el peso que tiene y se le da a la Iglesia en mchos países, entre ellos España, sus posiciones doctrinales presentan un interés general y sobre todo, hasta en lo que tiene de condena, contrasta con el lenguaje del papa Francisco. Casi todos los campos de los que se ocupa ese documento conocido ayer son para un profano materia exclusivamente sanitaria y de salud pública. El cardenal Müller, responsable de la congregación que emite ese sorprendente documento, ya se significó frente a Francisco en el Sínodo de la Familia con su clara oposición a que los divorciados católicos puedan unirse de nuevo en matrimonio o con argumentos de "derecho divino" para negar el acceso de los divorciados a la comunión.
