EL PRESUNTO ahorro en la próxima campaña o los debates a realizar parecen escenificaciones de la corte política madrileña para mantener la atención a falta de capacidad o voluntad para formular propuestas de interés ciudadano y compromisos. El intercambio de declaraciones por unos portavoces atentos al guion previo y al envío de consignas refuerza la percepción de que el fracaso para formar gobierno de estos cuatro meses no sirvió de lección. Es probable que la regeneración de la polítcia española necesite el aporte de la periferia.
Lugo y el Miño
Incorporar el Miño a Lugo repercutirá en la calidad de vida y en el atractivo de la ciudad. La vida y el ocio no deberían construirse ignorando la realidad del Miño. Los parques y paseos periurbanos del Rato y el Miño -activos singulares de la ciudad- son un excelente referente por su utlización para el paseo y la actividad física. El barrio de A Ponte y el entorno del histórico puente restaurado podrían ser el núcleo de la incorporación a la ciudad para el ocio. «Acercar» urbanísticamente el centro con el río -el barrio de A Ponte- sería un avance transformador.
Revindicar y ofender
Se puede reivindicar la desaparición de una capilla católica o de cualquier espacio religioso del campus de una universidad pública. Como se puede reivindicar lo contrario. Ahora bien, entrar en ese espacio religioso de la Complutense, llevándose en el acceso al cura por delante, desnudarse de cintura para arriba y subir así, al grito de consignas que no eran precisamente letanías, hasta el altar, se podrá decir que no es una forma cívica de reivindicar. Si hay delito o no, no es aquí la cuestión. Si no había afán de ofender los sentimientos religiosos de otros que venga Dios y lo vea, y nunca mejor dicho.
