Opinión

Entre el alivio y el descanso

Nadie decide el voto en la jornada de reflexión. Alguna excepción puede haber para confirmar la regla. Es verdad que en esta ocasión las previsiones y circunstancias parecen marcar una situación extraordinaria sobre elecciones anteriores. La víspera electoral es más una jornada de descanso para candidatos y aparato partidista de apoyo que un día de reflexión para el electorado sobre el voto a emitir. Para el ciudadano es un alivio. La primacía, intensidad y dominio de la información política durante demasiadas semanas puede acabar causando saturación en las audiencias.

¿Cuándo empezó realmente esta campaña? Si la víspera de las elecciones, es decir, tal día como hoy, fuese una jornada real de reflexión y análisis para el electorado, no se le podría impedir y prohibir el acceso a una información sensible para decidir el voto personal, sobre todo en una ocasión como esta. Nos referimos a la que puede aportar el diagnóstico que proporcionan las encuestas. Para un voto responsable y personal, desde el análisis de la razón, lo aconsejable sería que el elector contase en una jornada sin ruido -sin mensajes distorsionadores e interesados- con herramientas como los sondeos y los programas electorales para decidir.

Más allá de la broma, lo cierto es que no se encuentra razón para mantener la prohibición de la publicación de sondeos desde una semana antes de la fecha de elecciones ni sobre la jornada de reflexión. No solo no se ve razón para mantener la situación actual, muy al contrario, la lógica se inclina en favor de adoptar decisiones que pongan punto final a ambas prohibiciones. Al tiempo, si son realistas los políticos, se debería suprimir el período oficial de campaña por ser auténtico papel mojado. Nada se sugiere que no acontezca en algunos países de mucha más larga tradición democrática. Digamos que parece que estamos en víspera de un día que genera expectación.

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