LA VIOLENCIA verbal y física en las competiciones deportivas escolares registra demasiados casos y ofrece la sorpresa de que sean los padres los activadores y protagonistas de esos comportamientos. Las imágenes de los sucesos de Mallorca fueron por su gran difusión la gran alarma. El deporte no es eso. Esas imágenes son la antítesis de unos padres ante sus hijos. La socialización de los niños y jóvenes en competiciones deportivas parece necesitar un paso previo en el civismo de los adultos. O la sanción pura. Lamentablemente esos comportamientos de los adultos se registran en más campos que en en el deporte juvenil o escolar. Las amenazas a profesores por parte de padres hablan de lo mismo. Algo grave falla de raíz en una sociedad que protagoniza tales comportamientos incívicos por parte de unos padres ante sus hijos. Habría que mirarlo sin complejos y sin colocarse las gafas de lo políticamente correcto con el discurso dominante y aceptado por acatamiento. Los valores que marquen la educación en la familia, en las aulas y en el espacio público necesitan reformularse y reafirmarse en el objetivo de ciudadanos tolerantes y respetuosos.
Musulmanes
La prohición de viajar en cabina con algunos aparatos electrónicos, como un ordenador o una tableta, en vuelos de Estados Unidos a algunos países musulmanes es recibida como una ofensa por quienes aceptan o siguen las creencias islámicas. La medida que adoptó la Administración de Donald Trump, que ha seguido Londres, no se sabe si responde a razones objetivas de seguridad o a ese programa de ocurrencias que marcan al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Es comprensible que los seguidoes de la religión islámica -sin matices- se sientan ofendidos.
