La iniciativa de Lugonovo de trabajar para que el casco antiguo de la ciudad de Lugo se sume a la declaración de Patrimonio de la Humanidad, con la que cuentan la muralla y el Camino de Santiago, y la propuesta de la concejala del PP Isabel Devesa de un manual-normas de imagen a aplicar en el casco histórico, inciden en un objetivo único: mejorar la estética de la ciudad. Esta se traduce en calidad de vida para sus habitantes y en instrumento para la atracción de turistas. Lo primero será admitir que estas propuestas son una necesidad y que son compartidas por encima de matices partidistas en el objetivo de mejora en la belleza de la ciudad. Discutir sobre cuál sea el grado de los fallos existentes puede ser un camino que conduce a la nada. Buscar puntos de concordancia sobre medidas a adoptar, representará avances, algunos de ellos no faltos de rechazo o polémica. Pero necesarios. Hay actuaciones en el casco histórico de la ciudad que necesitan mayor ritmo. Necesitan aceleración. La mejora estética, el objetivo de ser declarado Patrimonio de la Humanidad ofrece un test con la visión desde el adarve de la muralla hacia el interior del casco histórico. No lo supera, lamentablemente. Si el turismo se entiende como una fuente de actividad económica no se comprende el lento ritmo de recuperación en la mejora de la estética de la ciudad dentro de murallas desde ese privilegiado, y reclamo de visitantes, campo de visión. Vienen de lejos en el tiempo los anuncios-compromisos del paseo interior, fachadas, recuperación de A Tinería y otros muchos. Sobró en todo ello polémica política, las tradicionales zancadillas e intercambio de acusación entre administraciones de signo político diferente sobre responsabilidades de parálisis. Pero, parálisis. Y faltó voluntad y decisión de ejecutar. Ojalá estas iniciativas sirvan a la mejora de la imagen de la ciudad, con un real acercamiento al río, integración del mismo en la ciudad, como lo hacen ya con la atracción de ciudadanos los parques periurbanos existentes.
