ENTRE ABRIL del pasado año y este, el paro se redujo en Galicia en un 6,79%. En la provincia de Lugo, 350 personas abandonaron las listas del paro el pasado mes. El dato llegaba a primera hora de la mañana de ayer como una buena noticia, el descenso de las cifras de desempleados registrados en las oficinas del antiguo Inem. Las lecturas de los datos de la evolución del paro, aunque representen descenso, son siempre objeto de enfoques diferentes. Pero si no caben triunfalismos mientras haya quien busca empleo y no lo encuentra, o lo encuentra en condiciones muy precarias, sí es posible ver una tendencia positiva que se mantiene, para lo cual el ritmo a exigir es de mayor aceleración en la economía. Pasa por conjugar, sin exclusiones dogmáticas, la vía de la competitividad, que impulse y permita la exportación a los mercados exteriores, y la vía de fomento del consumo interno, que implica empleo y salarios con poder adquisitivo. Cuando se acercan de nuevo elecciones y ante uno de los primeros problemas del país, es exigible claridad y honradez a la hora de transmitir los mensajes de política económica. Sobre los datos conocidos ayer, este abril último es el tercer mejor registro en descenso del paro desde el inicio de la series históricas en 1996. Es un dato esperanzador. La óptica real y negativa es que la cifra total de desempleados sigue todavía por encima de los cuatro millones: 4.011.172 personas. Galicia suma todavía 228.644 personas registradas sin empleo. Pero la evolución es positiva: son 3.664 menos que en el mes de marzo, un 1,57% de caída y un 6,79% menos que en abril de 2015. Las previsiones del entorno español hablan de desaceleración general -de cambio de ciclo en aquellos países que llevan varios de crecimiento, como EE.UU.-, ralentización, como en el caso del motor alemán para toda Europa, lo que supone mayor exigencia de realismo en los planteamientos que se formulen aquí con el objetivo de que el número de parados continúe bajando de forma significativa.
