Opinión

Un ejemplo, el Senado

EL SENADO es un ejemplo de las reformas pendientes en España. De las que deberían aplicarse frente a la crisis económica y para que no reviente en la cara de todos los ciudadanos la búrbuja de las administraciones públicas. Hace más de 20 años que se vio la inutilidad del actual modelo. La reforma la planteó Fraga. Hubo con Zapatero una propuesta del Consejo de Estado. Hubo una ponencia o comisión en esta legislatura. Pero hay demasiados intereses personales en el aparato de los grandes partidos. Aquel suicidio ritual, el harakiri de las Cortes franquistas, no se repite. Tampoco con las diputaciones. Este año el Senado cuesta a los españoles 51,9 millones de euros. La única propuesta clara para la próxima legislatura es la de Ciudadanos: supresión. Y el llevarlo a Barcelona del PSOE. Las demás son variaciones de lo mismo: véanse las entrevistas a los candidatos por Lugo en las páginas de elecciones.No se cuestiona nada. Ni se atreven a mirar directamente a Alemania o EE.UU.

Esos derroches

Las noticias de corresponsalías de la televisión de Castilla-La Mancha para Asia y con base en Hong Kong, a 12.000 euros por mes, y las noches en hoteles de gran lujo, vienen a demostrar que confundir la cosa pública con el disfrute particular de la lotería no es patrimonio de a quienes les afecta la fiebre nacionalista y abren embajadas por el mundo. Tampoco están exentos de hacer imbecilidades quienes pretenden ocultar su casposa "España inferior que ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste" bajo un manto de pseudoliberalismo. Al liberalismo siempre lo persiguieron. La señora De Cospedal no tenía en realidad modelo de regeneración frente a la crisis ni frente a los vídeos promocionales de Bono en los autobuses con la tercera edad manchega.

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