Opinión

Un paso nuevo

EL ACUERDO de las tres universidades gallegas sobre Medicina debería ser el final de las peleas localistas por la multiplicación de esta titulación en Galicia. Hay que saludarlo, en principio, como un paso positivo y trabajar para que sea el inicio de un nuevo camino en la relación de las universidades y de las ciudades gallegas. Santiago, obviamente, tiene que ceder su exclusividad en este caso. Unir y coordinar Galicia no pasa necesariamente por un neocentralismo compostelano. Los localismos que exhiben algunos políticos desde Vigo, Abel Caballero como referencia de unión de populismo y localismo, o A Coruña justifican un victimismo de Santiago. Si de víctimas se habla en el desequilibrio y en la falta de coordinación entre las ciudades gallegas, Lugo y Ourense han de ser las primeras en reclamar. El pacto de los tres rectores sobre Medicina supone aprovechar el capital humano de las tres universidades y los hospitales del Sergas. La buena señal completa será cuando se acuerde el cierre de alguna titulación triplicada.

Galicia monolingüe

Del discurso de denuncias que reitera una asociación denominada Galicia Bilingüe se deduce que se opone al apoyo a la lengua gallega. Una Galicia bilingüe real buscaría colocar en igualdad a castellano y gallego. No se recuerda una demanda en favor de la presencia o la práctica del gallego. Denunciar ahora la promoción del gallego en el ámbito económico es negar espacio para este idioma. Está ausente. La invisibilidad del idioma gallego en el medio económico y comercial hace que el «mayor grado de libertad posible», que pide esta denominada Galicia Bilingüe, pase por potenciar la presencia del idioma gallego como, al fin, ha decidido con acierto la Xunta de Galicia. La política lingüística de Galicia no debería moverse entre lo que es demagogia y falseamiento de la realidad y una Academia que actúa ante los tribunales de Justicia.

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