Opinión

Del 'topo' a la 'marmota'

IKER CASILLAS sigue siendo portero. Creo que es necesaria esta aclaración porque quien no siga con frecuencia la liga portuguesa –entre los que me encuentro– puede pensar que el mostoleño ha dado un giro a su carrera para dedicarse al mundo del espectáculo. "Monumental cantada de Casillas" o "El increible paradón de Iker que está dando la vuelta al mundo" son dos de los ejemplos de titulares que los medios españoles dedican al exmadridista cada semana, como si éste ya se hartara de jugar al fútbol y ahora prefiera deleitar a los aficionados con jugadas dignas de los Harlem Globetrotters.

Pero no, a pesar de todo sigue siendo portero. Aunque eso sí, ahora tenga que serlo solo en los entrenamientos. El entrenador del Oporto, Sergio Conceiçao, decidió hace escasas fechas que Casillas ya no estaba para jugar y resucitó viejos fantasmas de cuando otro técnico portugués, José Mourinho, iniciara una campaña de desprestigio en contra del topo que filtraba secretos de Estado a los enemigos de la prensa.

Al igual que en aquella ocasión, los aficionados han empezado a dividirse entre procasillistas anticasillistas, discutiendo en ambos casos el porqué de una decisión tan extraña –el portero estaba viviendo uno de sus mejores momentos desde que llegara al Oporto, alcanzando su récord personal de imbatibilidad: 530 minutos–.

La carrera de Iker ha ido de mal en peor desde aquella suplencia en La Rosaleda el 22 de diciembre de 2012, repitiendo hasta tres choques mediáticos con otros tantos jefes en el Madrid, selección española y Oporto

Pero hay otro precedente en la controvertida carrera de Casillas. Un tal Vicente del Bosque también acabó teniendo un enfrentamiento con el portero por su actitud con el cuerpo técnico de La Roja durante la disputa del Mundial de 2014 en el que el marido de Sara Carbonero fue suplente. El técnico, en cuyo palmarés figuran el título de marqués y la obtención del Nabo de Oro –poca broma–, no se destaca precisamente por su talante macarra pero en esta ocasión aceptó bajar al barro para señalar al exmadridista públicamente por algo que ya denunció Mou y que sospechan que está proclamando Conceiçao con su decisión: Casillas es un mal profesional.

El de Móstoles se encuentra ahora atrapado en el día de la marmota, como el personaje de Bill Murray en el afamado film –titulado Atrapado en el tiempo en España–. Aquí el protagonista se despierta cada mañana en el mismo día haga lo que haga, sin posibilidad de romper su jaula temporal... como Iker, cuya carrera ha ido de mal en peor desde aquella suplencia en La Rosaleda el 22 de diciembre de 2012, repitiendo hasta tres choques mediáticos con otros tantos jefes en el Madrid, selección española y Oporto.

Algunos dicen que la decisión de Sergio Conceiçao obedece más a criterios económicos que a deportivos, porque el club portugués tiene la necesidad de librarse de la ficha más alta de la plantilla; mientras otros aprovechan para asegurar que la actitud de Casillas en los entrenamientos no estaba siendo todo lo profesional que debería.

Lo que está claro es que la carrera del portero ha entrado en un punto de no retorno en el que la actuación ante el Bayer Levekusen para que el Madrid consiguiese la Novena o su pie salvador ante Robben para dar el primer Mundial de su historia a España han quedado sepultados por una mala gestión de los momentos.  

No es algo nuevo. Raúl ya tuvo que escapar a Alemania antes de que el sonido de viento del entorno madridista y español afectase a sus tímpanos, y en el otro bando Guardiola decidió exiliarse a otras culturas en su etapa como jugador ante el peligro de que el Camp Nou se cansara definitivamente de su juego y acabase convirtiéndose en otro mito caído.

La gestión de los últimos coletazos de una exitosa carrera es un asunto bastante jodido, como se puede comprobar. Menos mal que el resto de los mortales no tendremos nunca ese problema al estar acostumbrados al fracaso. Qué alivio.

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