Opinión

¿Han regresado las ballenas azules?

A MEDIADOS del siglo XVI el Licenciado Molina en su “Descripción del Reyno de Galicia” informaba de la gran riqueza ballenera del noroeste peninsular. Idéntica situación presenta una visita pastoral de finales de ese siglo depositada en la actualidad en el Archivo de la Catedral de Santiago. Como las mitificadas “Memorias del Arzobispado de Santiago” del Cardenal Jerónimo del Hoyo de 1607 no son otra cosa que una simple copia de la visita pastoral citada, con la modificación de los datos de las pocas parroquias visitadas entre ambas fechas de realización, la información abunda en lo mismo: la considerable presencia ballenera en las costas de Galicia.

La ballena azul es el mayor y más majestuoso animal sobre la Tierra, posiblemente en toda su historia. Sus dimensiones superan incluso a las de los dinosaurios. Suelen medir entre 24 y 27 metros y pesar entre 100 y 120 toneladas, aunque se tienen localizado ejemplares de 30 metros de longitud y 173 toneladas de peso. Únicamente su lengua puede llegar a tener el peso de un elefante. Su boca es capaz de retener hasta 90 toneladas de agua y alimento, sobre todo kril. Un bebe de ballena azul suele pesar al nacer unos 2.700 kilos e ingiere entorno a los 600 litros de leche al día.

Aunque sigue catalogada como especie en riesgo de extinción, la ballena azul es un símbolo del conservacionismo. La evolución tecnológica de la industria ballenera la convirtió en uno de sus objetivos principales, sino el primero, a partir de 1900. El punto álgido de la masacre se alcanzó en 1931, año en el cual fueron eliminados más de 20.000 ejemplares. Consecuencia de esta caza indiscriminada, a mediados del siglo pasado resultaba difícil encontrar una ballena azul en los océanos. Antes de la orgía de sangre se estimaba en más de 350.000 ejemplares el número de ballenas azules en los océanos del mundo. En menos de un siglo se calcula fueron eliminadas el 99% de las mismas. Ante esta situación, en 1966 la Comisión Ballenera Internacional prohibió su captura y les confirió el estatus de especie a proteger en todo el mundo. Los balleneros españoles, al no pertenecer entonces España a la Comisión Ballenera Internacional, continuaron con las capturas hasta 1978. Fruto de la moratoria es la situación de recuperación actual en donde, según algunas cifras, se calcula existen de 5.000 a 10.000 ballenas azules en el hemisferio sur y unas 4.000 en el norte.

Desde comienzos de septiembre han sido varios los avistamientos de ballenas azules realizados en las costas de Galicia. Por lo inaudito del hecho, la repercusión alcanzó nivel mundial. Ante su presencia, los sentimientos de ahora han sido muy diferentes a los de antaño. Nadie ha pensado en los arpones cercenadores de vida. Para los amantes del mundo del mar y la naturaleza, la emoción ha aflorado a borbotones. Una pregunta corre como un reguero de pólvora, ¿se van a quedar en nuestras costas o estamos ante un hecho puntual? Ni el mundo científico especializado en estos singulares mamíferos se atreve a dar una respuesta aproximada. Resta esperar y mientras darles la bienvenida a tan majestuosos seres.

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