Opinión

Homicidas forestales

AHORA TOCA luchar contra las llamas y rezar para que llueva y no haya más muertos. Cuando las brasas se enfríen será hora de buscar entre los rescoldos las causas de la letal oleada de incendios. Y, como siempre, se podrá cuestionar la política forestal, criticar la poca limpieza de los montes o la falta de previsión en los servicios antiincendios, pero la realidad es que la práctica totalidad de los fuegos han sido intencionados y sobre sus autores ha de caer todo el peso de la ley. Cuatro gallegos han pagado con sus vidas la mala suerte de toparse con las acciones de varios desaprensivos. No quiere decir que las medidas punitivas sean la solución, pero estas deben ser ejemplarizantes en caso de cazar a los pirómanos, una difícil encomienda por las pocas pruebas que dejan en el escenario del crimen. Los que plantaron los fuegos mortales en Nigrán, Vigo y Carballeda de Avia podrían pasar entre 10 y 15 años entre rejas por homicidio. Pero por el delito de incendio las condenas son más laxas -en muchos casos no implican la entrada en prisión- y, al respecto, se antoja necesario endurecer el Código Penal.

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