Opinión

Lo mismo de siempre

ESTABA VISTO. solo un pardillo podía creerse eso de la unidad y de la solidaridad de los separatistas catalanes y de su gobierno regional. Pasó lo que tenía que pasar. Lo que ya todo el mundo sabía que iba a ocurrir. Banderas independentistas y abucheos al Rey. Un acto de homenaje a las personas asesinadas en Barcelona y Cambrils, lo han convertido, como se sospechaba, en una burda y paletísima encerrona al gobierno de España y al Jefe del Estado. No se podía esperar otra cosa de la asamblea Nacional Catalana, de la CUP, de Junqueras, de la alcaldesa hipotecaria y, claro está, de Puigdemont.

En Francia, en el año el 2002, y durante los prolegómenos del partido de fútbol que enfrentaban al Lorient y al Bastia en la final de Copa, se produjeron todo tipo de insultos y abucheos a los símbolos nacionales franceses. Jugaba el bastia que es un club muy nacionalista de Córcega y sus aficionados se dedicaron a pitar y abuchear el himno de Francia. El divertimento se volvía a repetir en otro campo de fútbol con ocasión de un partido internacional de “les blues”. Así, la Marsellesa fue pitada y abroncada en la celebración del encuentro entre Francia y Argelia. En otra ocasión en un amistoso entre Francia y la selección de Túnez se montó otro cisco de cuidado. El campo francés estaba lleno de aficionados tunecinos. Hijos y nietos de emigrantes acudieron a la cita. Había pocos aficionados franceses y los abucheos de los de Túnez no dejaron oír los acordes del himno francés.

El personal en Francia comenzó a mosquearse y a pedir soluciones. a Nicolás Sarkozy que fue presidente de la República, se le hincharon los dídimos y acabo de un plumazo con todas estas muestras de repulsa anti francesa. El himno nacional, la bandera de la nación y el Jefe del Estado que la representa, reflejan la Historia común, el sentimiento, la solidaridad y la unión de unos ciudadanos que conviven en paz. Representa la larga vida de una nación construida hace siglos por nuestros antepasados con enormes y extraordinarios sacrificios, a los que hay que tenerle el respeto que se merecen.

Sarkozy, cortó por lo sano en su día. Como ministro del Interior, sacó adelante la Ley de Programación para la seguridad Interior, que contempla el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7.500 euros de multa. Y, no se quedó ahí. No. Cuando fue proclamado presidente de la República anunció a todo el país que si se abuchea o pita la Marsellesa, los miembros del gobierno que asistan al encuentro deben abandonar el estadio, el señor árbitro suspender el partido y mandar al personal a la ducha y, además, el gobierno de la República deberá anular todos los partidos previstos contra el país rival durante un tiempo. se solucionó el problema.

En España, por el contrario, se mira para otro lado y nadie hace nada. Y así nos va: aguantando el bochorno mayúsculo de los insultos y abucheos al Rey y contemplando como, desde la más absoluta inmoralidad, se manipula una manifestación contra el terrorismo, mofándose de las víctimas y de sus familias, y convirtiéndola en una marcha separatista y contra los símbolos de España.

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