Opinión

Maquiavelo y los negocios

ANTES DE NADA, por muy obvio que parezca, la reflexión emprendedora debe estar orientada a hacer frente a las necesidades económico-sociales del momento, huyendo de toda posición idealista y utópica. La actividad creadora humana exige que reconozcamos las cosas tal como son. Es preciso que nos ajustemos a los dictados de las necesidades y dejemos de soñar.

Los hombres cuando no luchan por necesidad lo hacen por ambición. La causa es que siendo mayor el deseo que la capacidad de conseguir, resulta el descontento y la insatisfacción. De aquí se originan los cambios de la fortuna, la enemistad y los conflictos que causarán la ruina.

La virtud del hombre o mujer de negocios debe estar hecha de habilidad, destreza y capacidad de dominio, vigor y salud, astucia y voluntad de ser, capacidad de planificar y de imponerse. Siempre que sea posible tratará de ajustarse a aquellos comportamientos éticos que son tenidos por buenos, de todos modos, la necesidad de tener en cuenta los resultados concretos hace que haya de guiarse por el análisis de la realidad objetiva, dejando a un lado el "deber ser" por el ser.

La frase "el fin justifica los medios" resume el núcleo central de su ideario. Ha de ser capaz de manipular las situaciones para sacar de ellas el mayor provecho posible, ha de moverse según lo exigen los vientos y las variaciones de la fortuna, porque la gestión de los negocios no se define por criterios éticos y de justicia sino por su eficacia. En consecuencia tendrá que aplicar remedios dolorosos cuando los males así lo requieran. Porque la naturaleza humana, aunque en principio no es buena ni mala, tiende al mal. Sabiendo que los seres humanos buscan el interés personal, son ingratos volubles, hipócritas, simulan lo que no son, disimulan lo que son y están ávidos de ganancias. Por todo ello, deberá instrumentalizar las pasiones humanas y, si es preciso, confundir la cabeza de los demás, sin olvidar que en los negocios lo que cuentan son las apariencias. necesita , pues, ser un maestro de la manipulación y de la seducción, y para ello necesita usar persuasivamente el lenguaje con vistas a alcanzar sus objetivos.

Dice una antigua sentencia que los hombres suelen lamentarse del mal y hastiarse del bien y que ambas pasiones producen los mismos efectos.

No se debe obviar que la causa de la buena o mala fortuna reside en la capacidad de acomodar el proceder a los tiempos, porque la virtud produce tranquilidad, la tranquilidad ocio, el ocio desorden y el desorden ruina, de la misma manera que, de la ruina nace el orden, del orden la virtud y de ésta la próspera fortuna.

Finalmente, hay que convencerse que el tiempo de la virtud sobre la fortuna es siempre inestable y nunca definitivo. Los negocios están sometidos a un ciclo natural de vida que no puede ser invertido y que determina que, más pronto o más tarde, todo llega a su final.

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