Opinión

Más asfixia al campo

POR UNA cosa o por otra, la confabulación para asfixiar el campo no se detiene, como si agricultores y ganaderos fuesen la única bicoca a exprimir. Desde siempre, vecinos de todas las aldeas se ayudaron mutuamente en las tareas de siembra y recogida de cosechas, patatas, cereales o viñedos, o cualquier otra labor comunitaria, hasta que, ahora, los voraces y finos olfateadores del ministerio de Empleo y Seguridad Social se dedican a controlar tal colaboración espontánea, bajo sospecha de empleo sumergido. Todo sirve para oprimir la decadente economía rural, el fin es recaudar sin calcular la deriva de sus consecuencias. Menos mal que la consellería de Medio Rural de la Xunta salió en defensa de la costumbre secular, que además sirvió y sirve para unir a los pueblos, tanto en el trabajo como en el esparcimiento, evitando por demás confrontaciones que de no haber ese nexo podrían producirse. Es una lástima que tanto burócrata suelto no se ocupe de idear ayudas a los campesinos en vez de estrangularles, como si hubiese especial interés en acelerar el ocaso y desaparición de más aldeas, las que van quedando sin un alma, día sí y día también.

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