Opinión

Peor ron que sedición

PUDIERA darse, y no se sorprendan si ocurre, que un raterillo reincidente sufra peor castigo por robar de un turismo una botella de ron que Puigdemont, Junqueras y Forcadell por pretender, y no conseguirlo muy a su pesar, dinamitar el Estado de derecho con todos requiebros a la Constitución a su alcance. Bien es verdad que el chorizo forzó la puerta del automóvil, y eso conlleva una petición fiscal de tres años de prisión. El juicio se celebró en Lugo y nadie se sorprenderá ni protestará si al final la solicitud se sustancia en condena. Habrá que ver cómo acaba lo de los sediciosos catalanes, pero ya verán la de vueltas que habrá que dar para poder darles el merecido escarmiento. Si se les aplica alguno, saldrán los idealistas de siempre e iluminados del momento a implorar justicia por entender que lo que se merecen es un monumento, su registro en el martirologio y la posterior entronización, en justa correspondencia a la gesta librada para mayor vergüenza de la historia de España. La Justicia ofrece a diario estas contradicciones como soporte garantista de que somos iguales ante la ley. Y aún hay quien se lo cree

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