Opinión

¡Tortilla de navajas para todos!

YA SÉ que no les cabe en la cabeza que yo, Clara Aldán, mantenga un tipo tan fino a pesar de lo que como. Porque, todo hay que decirlo ¡cómo como, señores! Con tanta fiesta gastronómica, presentación, pinchos y eventos varios me pongo hasta las cejas.

Y dado que mi vida activa y mis glándulas tiroides quémalotodo me lo permiten, no me privo ni en invierno ni en verano. Así, mientras muchos de ustedes están volviendo al caldito de nabicol para pagar los excesos del estío, yo estoy segregando saliva solo con pensar en la panchada que me voy a regalar este fin de semana. Nada de brásicas pasadas por agua, querido lector. Todo lo que habrá en mi plato será marisco.

Ya se sabe que soy súperfan de la Festa da Navalla de Lourido desde que hace un par de años me pasé por allí casualmente en chándal y dejé mis intenciones de hacer la ruta del colesterol en la puerta de la carpa para probar por primera vez una delicatessen que está de número uno en mi ránking de elaboraciones con marisco: la tortilla de navajas. El nombre suena a que la lengua se te va a quedar echa trizas al tomarla, pero es todo lo contrario. Mi paladar supo lo que era la felicidad ese día, y desde entonces repito en esta fiesta.

La concejala Lidia Salgueiro, que este miércoles presentó el evento, sabe bien que soy una fiel a la navaja, que no duda en calificar como una de las revelaciones del panorama festivo de Poio.

Pero –y aquí es donde yo celebro mi buena suerte–, esa no será la única cuchipanda del fin de semana, ya que este domingo es la Festa do Caracol en Santa María de Sacos. No me digan que no hay animal más cuqui. Pues en el plato los caracoles no pierden su encanto. Yo siempre digo que si hay un marisco de tierra, ese es el caracol y este domingo tampoco faltaré a mi cita con él en las tierras cerdedo–cotobadesas.

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