Opinión

M. Hulot y el pito del sereno

ESTAMOS A pocos días de que comience el otoño caliente. Antes se le llamaba así porque era cuando empezaban las reivindicaciones laborales, ahora se le llama así porque lo que impera es el clima, la parte de los informativos con mayor repercusión, el espacio noticiario más trascendental, con más expertos informando; el resto de la información no es más que un cortapega, mal escrito y redactado (en la prensa escrita) y mal hablado y explicado (en la radiada o televisada) Lo que manda es el tiempo climático, con sus alertas rojas o azules, por tormentas, granizo o calores saharianos. Parece como si nunca antes hubiera hecho calor o frío y ahora fuera necesario contarlo con pelos y señales hasta la sensación térmica y las entrevistas a pie de calle. el otoño que viene puede ser caliente porque el planeta se está calentando, aunque por momentos descargue una granizada como pelotas de rugby sobre las fresas o los tomates de algún sitio y se produzcan riadas que se filman con teléfonos para que salgan en la tele. el cambio climático está ahi y la contaminación atmosférica, de las aguas y las tierras, también.

Pero la tropa de personajes incompetentes que gobierna el mundo, de un extremo a otro (me refiero de un extremo político al otro) no parece hacer caso a la que se nos viene encima. estamos en un momento demasiado peligroso para que los indocumentados ignorantes e incultos que gobiernan los destinos del mundo (aplaudidos por la tropa de indocumentados e ignorantes que les votamos como si fueran unos mesías parroquiales) lo ignora y, además, metidos en la soberbia del ignorante, lo desprecia. Los poderes detrás del Poder lo saben, y los lobbies (se llaman así para disfrazar su verdadero nombre: organizaciones económicodelincuentes) también. unos y otros saben que su tiempo es corto y los que vienen detrás tendrán que apandar con lo que les toque, que no será nada agradable. Sabemos, lo vemos y lo padecemos: el plástico invade todo lo que era bello y sano (cobrar por la bolsita del super no es más que una coña) y las botellas y envases lo llenan todo, desde las tripas de los peces hasta el fondo marino; los glaciares y los casquetes polares se derriten y el desierto africano ya ha reservado terrenos cerca del Padornelo. Seguramente cualquier político dirá que esto que digo es catastrofista, y tiene razón, la que se avecina al mundo de nuestros nietos es una catástrofe, cocinada para mayor beneficio de las grandes multinacionales del petróleo y otras empresa contaminantes del aire, el agua y la tierra.

Pero los gobernantes son fáciles de convencer, porque viven en un mundo en el que sólo tienen que estar, nunca tienen que ser, que son conceptos diferentes. Por eso, de entre toda la maraña noticiera de estos días (a veces hay que leer la prensa con desbrozadora) la noticia de que el ministro de ecología de Francia, Nicolas Hulot, haya dimitido sin avisar siquiera a su señorito, me parece una noticia importante, digna de destacar. Primero, porque tomó una decisión personal y no le avisó a su presidente de ello, lo cual debiera hacer pensar (si es capaz) a Macron, que no merece ni el detalle de avisarle. Y segundo, porque en un mundo en el que nadie dimite (en la misma página de la dimisión venía la noticia de que el PP desincrustaba de la Diputación del Congreso, donde llevaba 30 años a Celia Villalobos, parlamentaria más famosa por su mala educación que por haber prestado algún servicio al país) una dimisión de un ministro por sus convicciones y por vergüenza torera, siempre es digna de aplauso.

Además del gesto, Hulot ya me cae bien solo por su nombre. Monsieur Hulot era aquel personaje creado por el cineasta francés Jacques Tati, un hombre que vivió para el cine y creó bellas historias en las que hacía una crítica del mundo en que vivía porque no lo entendía, era un desclasado, un raro. (Recomendaría vivamente que alguna televisión repusiera un ciclo del cine de Tati y su personaje M.Hulot, pero creo que las televisiones están más ocupadas en sacarse las mierdecillas del ombligo que en hacer periodismo) este otro M.Hulot nos acaba de lanzar un mensaje no sólo a los franceses sino a todo el mundo. Hulot ministro dimite, afirma textualmente, porque está desencantado por su incapacidad personal, pero sobre todo de la sociedad en su conjunto, para cambiar el modelo dominante liberal que está destruyendo el medio ambiente. en otras palabras, que una cosa es lo que anuncian pomposamente los políticos en sus grandes declaraciones y firmas de tratados de París, Río o cualquier otra cumbre, y otra cosa es la que hacen después para gloria y beneficio de ese “modelo liberal”, que no es otra cosa que el Capitalismo impuro y duro que controla el control. es decir y añadir, que nos anuncian grandes proyectos para frenar los gases invernadero, salvar los océanos, frenar el desierto, reducir el uso de combustibles sólidos y derivados del petróleo, a sabiendas de que es una pura mentira dicha con la mayor impunidad.

A Monsieur Hulot (y a la sociedad en su conjunto, como él bien señaló) nos toman por el pito del sereno. Y lo peor es que, con todas las señales a la vista, con el clima cada vez más jodido (perdón por la expresión, pero es la que le cuadra) seguimos confiando en los Macron del Mundo y dejamos que el señor Hulot sea un tipo raro. Seguramente será porque no prestamos atención al sentido común y nos perdemos en discutir estupideces políticas mientras el mundo y la sociedad se nos va deshaciendo entre los dedos; mientras nos vamos a la mierda (literalmente el mundo camina hacia ese destino) seguimos discutiendo de política y poniendo y quitando trapos amarillos, mientras la sanidad española, la mejor del mundo hasta ayer por la tarde, camina hacia la privatización más descarada, y la educación y la cultura han desaparecido sin combate. Nos toman por el pito del sereno. Y lo sabemos. Y lo merecemos.
 

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