Opinión

Stellantis; La rectificación del Gobierno era la única opción

Una vez más, el Gobierno de España tiene en la rectificación la oportunidad de acertar. Desde hace tres años he insistido en el Senado en que la negativa a dotar a Vigo de una subestación eléctrica de muy alta tensión, como tienen el resto de ciudades españolas de su tamaño, dependía de una decisión política. Pero el Gobierno decía no que era así, ya que era la ley la que provocaba la injusticia.

En las últimas horas hemos sabido que el Consejo de Ministros tomó a mediados de diciembre una decisión política que abre la puerta a que la mayor planta de automoción de España pueda disponer de esta dotación, que sería financiada con fondos europeos.

Parece entonces que lo imposible se ha vuelto posible.

Estos bandazos del Gobierno nos obligan ahora a estar muy atentos para que lo posible se convierta en real. Es decir, que nos aclaren la forma y los plazos para la construcción de esta subestación que dotará a la industria viguesa y pontevedresa y, sobre todo, a Stellantis, de la calidad en el suministro de energía necesaria para mantener su competitividad.

En cualquier caso, la nueva situación anima al optimismo. Y nos demuestra la importancia de insistir, de no aceptar sin más decisiones injustas. Porque, no nos engañemos, ha sido la presión ejercida desde la Xunta, desde el Senado, desde la propia Stellantis y desde la sociedad civil , la que ha logrado este cambio de postura
por parte del Gobierno. Mantenerse firmes y remar en la misma dirección ha sido esencial. Y esto ha sido posible porque lo que se juega Vigo si se amenaza a su industria es su propia existencia. Esto sí es un asunto importante donde es necesario mantener encendidas las luces largas, aquellas que nos iluminan hacia un futuro de prosperidad.

He tenido la oportunidad de defender en el Senado tres iniciativas contundentes sobre la importancia crucial de esta dotación. He interpelado directamente en la Cámara a las ministras de Industria y de Transición Ecológica. Y la respuesta fue siempre que era imposible.

Fue esta insistencia y estas negativas las que mantuvieron la tensión que ahora puede resolverse de forma favorable. Esa es la verdadera importancia de la implicación y compromiso en la que, desde Vigo, Pontevedra y Galicia, hemos sido actores. Y, sin que nos conformemos por lo mucho que queda por hacer, debemos congratularnos de que el resultado haya sido la rectificación por parte del Gobierno. Porque eso, la rectificación, es ya un hecho.