Opinión

‘Aquel que diu’

ME PARECE fantástico que los funcionarios de la Diputación recibiesen incentivos en forma de viajes a Disneyland París, Argentina o India, por no recordar antiguas excursiones africanas. Es un premio merecido tras su duro día a día, como el viaje a Lanzarote que les regalaban a camareros de un bar restaurante focense tras la intensa campaña de verano. No cuestiono esos derechos y ayudas sociales que a muchos envidiosos les parecen un privilegio. Solo queda esperar que los sindicatos, fervientes defensores de lo público, luchen por extender esos derechos -desde anticonceptivos a ayudas a la vivienda- al personal municipal de la provincia, como mínimo. Imagino que ni los sindicalistas, ni los ediles que se sientan en el Pazo de San Marcos, quieren crear castas en la administración local. Confío también en que los políticos amplíen su generoso criterio de reparto de prebendas para el funcionariado a la financiación de políticas sociales en una provincia tan necesitada como Lugo. Todos bromeamos con los funcionarios, como blanco y anécdota fácil, y olvidamos el desmadre en la designación de asesores y la arbitraria concesión de subvenciones, reflejo de un caciquismo propio de la primera Restauración. La Diputación parece un chiste de Eugenio, el humorista catalán que decía «saben aquel que diu», aunque no se refería a los diu incluidos en ese convenio feliz de la Corte de los Milagros retratado en el sumario de la juez De Lara.

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