Opinión

La maldición

LA ABOGADA del Estado aclaró en la vista del caso Nóos lo que era un secreto a voces. «Hacienda somos todos» es un bulo propagandístico. La frase resulta tan engañosa como el «ya es primavera», algo que hasta ahora dependía del calendario, de las coordenadas geográficas o de El Corte Inglés, pero que en estos tiempos revueltos puede llegar en diciembre. Los ‘pagafantas’, esos asalariados obligados a cotizar por imperativo legal, sabíamos que el anuncio creado por Francisco Fernández Ordóñez para convertirnos en orgullosos contribuyentes era una patraña. «No estamos todos, falta Dorribo» fue una dicho que alcanzó popularidad en referencia a nuestro Urdangarín lucense, ese campeón del I+D. La surrealista defensa del fiscal y de la abogada del Estado a favor de la infanta Cristina nos hace reír. Lo que duele, en este país donde mola escaquearse del fisco, es que ese «Hacienda no somos todos» nos recuerda que sufrimos la maldición de Sísifo. Como el héroe griego que subía por la ladera de la montaña cargando una gran piedra, que rodaba cuesta abajo cuando divisaba la cumbre y se veía obligado a repetir el esfuerzo, los ciudadanos subimos la pesada cuesta del fin de mes, a diferencia de los privilegiados para quienes todo el monte es orgasmo, que diría el suegro del ‘Duque EmPalmado’. Para hacernos más pesada la carga, nos suben los impuestos directos en la misma proporción que nos bajan los sueldos. Y así no hay manera de levantar la moral.

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