Opinión

Ana y los siete

Cuando Ana Obregón protagonizaba aquella serie de éxito llamada Ana y los siete corría el año 2002. La peseta dejaba paso al euro, España estaba gobernada por Aznar y el entramado batasuno ahora socio de Sánchez fue ilegalizado por formar parte de Eta. Entonces Ana Obregón ya era una estrella mediática famosa por su trabajo y por sus relaciones con Micky Molina, Miguel Bosé, Fernando Martín, Alessandro Lecquio o Davor Suker. Con el llamado conde Lecquio tuvo un hijo, Aless, que falleció de cáncer a los 27 años en 2020. Y recientemente supimos que Ana García Obregón fue madre/abuela de su hija/ nieta al someterse a gestación subrogada cumpliendo así el deseo de su difunto hijo, cuyo esperma congelado sirvió para la inseminación del vientre de alquiler que alumbró a Ana Sandra, nacida en perfecto estado de salud con un peso de tres kilos y medio.

En la serie reseñada Ana y los siete, Obregón interpretaba a una bailarina que termina en casa de un banquero viudo con siete hijos, los cuales la confunden con la niñera. Y en un golpe de ficción y de destino, ella decide quedarse con el puesto hasta llenar de ilusión la vida de aquella familia. Ahora es ella la verdadera Ana Obregón, la mujer que con 68 años ha dado un giro de guion a su vida para mantener a España en vilo con la historia de su gestación subrogada, las portadas del ¡Hola! y el debate político generado en torno a un asunto utilizado partidistamente desde el poder.

En nuestro país, la gestación subrogada está prohibida, de ahí que Ana Obregón se fuera al extranjero para hacer posible el deseo póstumo de hijo Aless. Conviene aquí recordar que se ha hecho sangre con Obregón como en su momento se usó el caso de Lola Flores para ejemplarizar en escarnio público la obligación de hacer la declaración de la renta. Dicho esto, a nadie se le escapa que en España hay más de 2.500 bebés nacidos por gestación subrogada, y que hay muchos bajo el denominador común de la fama que no han sido tan vilmente utilizados (Cristiano y Georgina, Javier Cámara, Miguel Bosé, Kike Sarasola, Tamara Gorro, Miguel Poveda etc.).

Hasta el fallecido socialista Pedro Zerolo defendió la gestión subrogada y el PP está dispuesto a debatir sobre ello cuando sea el momento. Pero en esta España alocada se fabrican debates sobre la vida por interés sectario mientras se criminaliza a quienes matan una rata u osan criticar que la ley del solo sí es sí ha excarcelado a violadores y rebajado las condenas de cientos de delincuentes sexuales. Por eso quizás deberíamos decir basta ya a todos esos que imponen un relato sobre la realidad y nos dicen cómo tenemos que vivir y pensar o cómo tenemos que hacer el amor por razones puramente políticas.

Ana Obregón es una mujer golpeada por la pérdida de un hijo, que es el mayor dolor que puede padecer una persona. De modo que no vendría mal un poco de respeto ya no solo a ella, sino a nosotros mismos, a la propia sociedad española sometida a la ingeniería y agenda ideológica de la radicalidad extrema. Ana y los siete fue una gran serie, y Ana Obregón será una gran abuela que hace camino al andar.

Comentarios