Opinión

La coalición macho alfa

Diccionario de la RAE. EFE
photo_camera Diccionario de la RAE. EFE

No consta que la incorporación de "macho alfa" al diccionario de la Real Academia Española tenga que ver con los tics machistas de Pablo Iglesias. En la innovación lingüística y gramatical del término tampoco se aprecia causa-efecto deducible de acepción política alguna. Pero la oportunidad del lenguaje en la sintaxis de los tiempos siempre demuestra reflejos al ir más allá de la introducción de vocablos como covid, coronavirus o desescalada. A la vista de ese camarote de los hermanos marxistas en el que se ha convertido la coalición de Gobierno, la disputa por encarnar el macho alfa tiene un punto cómico que trasciende el significado adjudicado por la Naturaleza al liderazgo de procedencia animal. Es palmario que para la categoría de macho alfa humano concurren en el Ejecutivo dos personalidades que albergan tantas sombras como méritos rayanos con la desalmada ambición, la impunidad de la mentira y la propaganda fake. Pedro y Pablo son, cada uno a su manera, machos alfa de la manada española de izquierdas que nos gobierna desde el sometimiento del estado de alarma junto al lenguaje malsonante de las malas compañías. Y con todo el aparato del Estado a su disposición, obligan a la obediencia general debida gobernando desde el decreto-ley con una opacidad moral considerable impropia de democracias transparentes.

Cuando la prensa crítica bautizó a Iglesias como macho alfa por sus salidas de tiesto con las hembras de su manada podemita o externas, nadie podía pensar que el binomio léxico pudiera definir tan fielmente esa forma de hacer política que atormenta a la mitad de los españoles. No hay relación, que se sepa, entre la incorporación al diccionario de la Rae de macho alfa con la introducción de palabras fetiche de la izquierda como casoplón o fascistoide. Pero la sutileza de la sabiduría popular lleva esas consideraciones al universo infinito del español ahora que este Gobierno bipolar ha promovido con la ley Celaá una afrenta a nuestro idioma universal robándole su condición de lengua vehicular en su propio país de origen.

El binomio macho alfa que nace de aquel abrazo al poder ha dejado España a merced de Sánchez e Iglesias como pastores principales del rebaño. En la era del feminismo ideológico se practica en exceso esa retórica de genero mediante lenguaje inclusivo e impositivo cuando las maneras de gobernanza huelen a puro machismo, que es el autoritarismo masculino en las formas de confrontar. Hay un evidente abuso autoritario derivado de la competición por encarnar al macho alfa principal. Y así vemos que el pueblo español paga por partida doble el coste de mantener dos machos alfa al frente de una nación entregada a la aspiración de un Estado republicano concebido para gloria de ambos personajes en constante ofensiva contra el Rey. Alrededor de la manada pululan otros machos alfa como Junqueras, Rufián y Otegi con la misión de promover mediante pactos y exigencias el cambio de régimen. No solo nos quieren democratizar y subir la imposición fiscal para favorecer sus sueños de dictablanda, sino que Pedro y Pablo ceden a sus pretensiones como cabecillas de la revolución rupturista.

Desde la inspiración totalitaria del pensamiento único, probada con las condenas del golpismo sedicioso y la herencia política de Eta, la coalición macho alfa descose a conciencia las costuras de la Transición democrática para reinar eternamente en un mundo sin oposición y sin control mediático ni parlamentario.

La Rae incorpora con acierto al diccionario de la realidad la triste verdad de una España gobernada por impulsos de macho alfa. La dualidad bicéfala está devorando los principios y valores constitucionales de la democracia que desescala el logro de nuestros derechos y libertades. Estamos en una huida hacia adelante que subasta al Estado y trafica con regalos que van del cuartel de Loyola al acercamiento de presos etarras pasando por la futura excarcelación de los sediciosos condenados. Los machos alfa de la coalición se dejan camelar por el cuento redondo de Navidad, hasta el punto de llegar a la invención completa de un Estado gobernado desde la televisión. Hacer política se ha convertido en un reality que incurre en todos los tópicos recurrentes de la izquierda sin alcanzar excelencia ni eficacia. Todo se sostiene sobre un castillo de naipes de retórica inspirado en el modelo bolivariano del Aló Presidente.

El macho alfa principal se cuela en nuestras casas cuando menos te lo esperas para apropiarse de la vacuna o los fondos europeos como si fueran un éxito propio. Y el macho alfa preferente exige participar en el reparto de los Reyes Magos europeos porque la coalición ideológica solo concibe la política desde el reparto material de dinero que compra voluntades. Sin duda, la coalición macho alfa requiere a futuro estar en el diccionario de la Rae como ejemplo corrosivo de mala práctica política.

El último gol

El destino y los malos hábitos quisieron que Maradona sorprendiera al mundo con el último golazo que agranda su leyenda y le corona como el mejor de todos los tiempos: la muerte prematura. Su última jugada está hecha de dramatismo y desgracia pese al talento que retuvo quien tuvo. Diego fue mito antes de morir por esa explosiva autodestrucción que durante 60 años experimentó dentro y fuera del campo. En el terreno de juego tuvo un punto de genialidad superior a Pelé, Cruyff , los dos Ronaldos, Messi y el gran Di Stéfano. Fuera de la cancha fue peor que todos ellos: el mal ejemplo de las generaciones de la última mitad del siglo XX. Solo las grandes personalidades de quienes son únicos logran convertirse en iconos irrepetibles por la fatalidad que acompaña su excelencia. Y las adicciones de Maradona incrementaron su fi gura legendaria al despertar la compasión redentora que le elevó a los altares idolatrando solo sus virtudes deportivas. El fútbol de D10S se resume en aquella obra maestra del Mundial, cuando cogiendo el balón en el centro del campo convierte en gol contra Inglaterra la mejor jugada individual de la historia. Eso le dio la divinidad. La mano de Dios fue la anécdota del ser humano que sumó el pecado de la droga a su virtuosismo sobrenatural con el balón.

Cataluña versus Madrid

El ministro catalán de Sanidad, que no se sabe si será candidato en Cataluña con permiso de Iceta, nunca pudo explicar con razones científicas y sanitarias el 155 impuesto a Madrid cuando las medidas de Ayuso funcionaban y cuando a otras autonomías con peores datos covid no se les recetaba semejante segundo estado de alarma. Se ha percibido, pues, una clara voluntad política de favorecer la economía catalana, dañada por la fuga de empresas debido al desafío ilegal separatista condenado por el Supremo. Ahora se comprueba que todo eso no era casualidad, porque la última cesión de Sánchez e Iglesias a los secesionistas catalanes para asegurar su voto en los Presupuestos consiste en respaldar la subida de impuestos en Madrid ya que la presión fiscal e inseguridad jurídica en Cataluña se ha vuelto contra el soberanismo. Desde Gobierno y Generalitat se atreven llamar "dumping" y paraíso fiscal a políticas económicas liberales que generan riqueza y empleo. Y lo hacen traficando con los Presupuestos de 2021 y desafiando la Constitución. Como poco, insólito.

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