Opinión

Domingo de Resurrección

Oración para pedir por los feligreses de la España política y devota. Procesión hasta desandar el Camino de Santiago
El paso de la Virgen de la Macarena en la salida de la procesión. EFE
photo_camera El paso de la Virgen de la Macarena en la salida de la procesión. EFE

CON EL DOMINGO de Pascua se conmemora cada 17 de abril la Resurrección de Jesucristo al tercer día de haber sido crucificado. La Pascua marca el final de la Semana Santa, y el comienzo de un nuevo tiempo político en España que nos traerá la liturgia de la confrontación. En esta nueva procesión hacia la Moncloa, nuestros líderes pedirán fe y devoción a los feligreses españoles. Pero según están las cosas, se advierte que a algún partido le harán la pascua mientras otros resucitarán de entre los muertos de la demoscopia, crucificados por el pecado consistente en no someterse al pensamiento único. Esa resurrección se adivina en todas las encuestas de intención de voto salvo en la Biblia de Tezanos, también conocida como CIS o viejo testamento de Sánchez. Lo que nos espera de aquí a las próximas elecciones es un viacrucis de pasión en el que el centro derecha será criminalizado con el cordón sanitario de lo ultra, mientras los capirotes de la propaganda oficial blanquean los pactos con la extrema izquierda del mesías, lo que incluye comunistas, separatistas y batasunos.

El nuevo testamento establece como citas sagradas las elecciones andaluzas, las municipales y autonómicas y las generales, cuya fecha es una incógnita desde el momento mismo en que el predicador Sánchez compromete agotar la legislatura en su ya legendaria pero frágil palabra de Dios. Sin embargo, todo está condicionado al apóstol del centro derecha, Alberto Núñez Feijóo, que irrumpe en la consagración moderada de las mil Españas con la muiñeira del milagro que multiplica los panes y los peces del PP. El efecto Feijóo es la nueva doctrina que vuelca los sondeos, la doctrina evangelizadora más temida entre los agnósticos de izquierdas. Su fuerza es directamente proporcional al grado de ensañamiento con el que ha sido recibido en el valle de los desamparados, donde Feijóo es condenado a la indiferencia democrática preventiva y a un ataque permanente por gobernar con Vox en Castilla y León.

objetivo. No habrá paz para los malditos que voten al centroderecha, pero sí blanqueamiento para quienes gobiernan con los populistas antisistema, separatistas condenados por el Supremo y los herederos políticos de Eta. Feijóo no solo está logrando invertir las encuestas tras el harakiri suicida del PP, sino que se ha convertido en el objetivo de las ruedas de prensa de los consejos de ministros. El líder del PP tiene predicamento mediático y administra con la sabiduría de la experiencia sus mensajes al electorado. Por un lado, pide que Sánchez cumpla con la rebaja de impuestos a la que se niega el inquilino de la Moncloa pese a haberlo pactado en la Conferencia de Presidentes. Por otro, si tanto preocupa en Moncloa la evangelización de Vox al estilo francés de Le Pen, reclama que Sánchez se comprometa a que gobierne la lista más votada para preservar la gobernanza española de lo ultra, algo que el PSOE validó en 2018 con sus pactos de gobierno.

Solo un acto de purificación puede devolver la fe a los ateos de la política: rebaja del IRPF a cambio de renovación del Poder Judicial, versículo primero de la nueva Biblia de la concordia en el que amarás al prójimo como a ti mismo.

Con una inflación del 9,8%, la más alta desde 1985, periodo filipense de nuestro señor, ya no está la misa para predicar desde el altar de los Aló aquello que decía: "No temáis, pequeño rebaño, porque es el placer de vuestro padre daros el reino". Con los precios convertidos en penitencia de recaudación fiscal para las arcas de los cielos, no tiene lógica el Estado subvencionado del clientelismo, pues más se presta el sermón de los pecadores a esta conocida cita bíblica: "Bien aventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación".

La calle y las urnas tienen la palabra divina de la verdad que nos hace libres, según el salmo más fiable de la realidad española, que antes de que san Putin fuera el culpable de todos los truenos y plagas ya evidenciaba la aflicción y debilidad de la mentira. Feijóo acelera la última cena gallega para dejar al frente del obispado galaico al padre Alfonso Rueda, el paciente discípulo que esperó a la derecha de Dios padre las señales del señor Baltar de Ourense. Y con ese compromiso de unidad en torno al sacramento popular, la oración se hace plegaria en la catedral de la Almudena y de santa Isabel, la catódica. Y del mismo modo, acabada la cena, tomará el cáliz para decir: "Tomad y comed todos de él (...) porque esta es la sangre derramada, haced esto en conmemoración mía". Porque en la comunión de un liderazgo fuerte, decía la eucaristía sanchista, brota la lealtad al catecismo que alcanza a todos los barones de la futura gloria, empezando por san Juanma Moreno, protegido por la cofradía de la Macarena. Y para poner fin a esta oración analítica del domingo de Resurrección nada mejor que un Padre Nuestro por el bipartidismo de bloques: "Por los siglos de los siglos, amén". 

Cámara de gas

Tras el cambio de posición de Sánchez sobre el Sáhara, Italia se ha convertido en el cliente preferente de importación de gas de Argelia. Toda la oposición sin excepción mantiene que la cesión ante Mohamed VI no logra las contrapartidas que aseguren la renuncia marroquí a la soberanía de Ceuta y Melilla, el freno de futuras avalanchas migratorias y la situación de privilegio de España en la compra de gas argelino. El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha obrado con inteligencia, y la jugada nos sale mucho más cara porque pagamos más por la importación de gas. Pese a su alto precio, España bate récord en la compra de gas a EE.UU., con un 34% del suministro en 2022. Sin embargo, las exportaciones de Argelia a España caen más de un 24%. El castigo argelino a nuestro país es evidente, porque su acuerdo con Italia supone un encarecimiento del precio de gas a España. Y no solo eso: el tan elogiado gran acuerdo de la última cumbre europea topa con Bruselas, que quiere saber quién pagará el tope del gas que proponen España y Portugal. O sea, quién paga la fiesta.

La masacre rusa continúa

La invasión en Ucrania mantiene las peores previsiones sobre el campo de batalla. Mujeres y niñas son objetivos del ejército ruso y checheno, mientras Ucrania denuncia violaciones en zonas ocupadas. Además del rastro genocida de muerte que deja el imperialismo soviético inspirado en la vieja URSS totalitaria, la crisis económica de la guerra causa movimientos geopolíticos que salpican a occidente y a la propia Rusia. Putin aumenta su ofensiva para controlar Donbas, al tiempo que EE.UU. envía más armamento militar a Ucrania para que Zelenski oponga resistencia a la invasión rusa. Más helicópteros y artillería al margen de la Otan equilibrarán una guerra desigual en cuyo frente ruso ha situado Putin al carnicero de Siria, su general más cruel. El intercambio de prisioneros de guerra es ahora otro frente más en este despropósito bélico en la frontera norte de Europa. Biden ya habla de genocidio de Putin, al que acusa de "dictador". Pero la política de sanciones no será efectiva si no incluye el petróleo ruso, además del gas.

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