Opinión

Fiesta de disfraces

Hay partidos que permanecen fieles a su identidad histórica, que cambian de liderazgo y evolucionan los programas y discursos para aparentar renovación. Hay otros que se reinventan a sí mismos borrando el rastro de sus siglas en la esperanza de que la sociedad se olvide de sus fechorías y poder seguir sirviendo a sus intereses intactos de preservación del despacho y del coche oficial. Esta performance, esta fiesta de disfraces se suele hacer desde el poder y sus aledaños, porque resulta más fácil y barato, es decir, que se financia y publicita mejor desde la moqueta, los Presupuestos Generales del Estado y el control mediático.

Es el caso de Convergencia y Unió, que acechada por la corrupción del 3 por ciento y la mancha de un incomprensible independentismo inconstitucional de derechas, se transformó en Junts per Cataluña para dar cobijo al delirio de Puigdemont y sus compinches. Fue el caso de Herri Batasuna, que ha mutado en EH-Bildu para disimular su identificación con el sanguinario terrorismo de ETA transitando e incorporando diversas formas (Aralar, Sortu, Batasuna, EH…) con las que jugar al despiste con el electorado.

Y ahora es el caso de Sumar, que aglutina un conglomerado complejo de partidos radicales próximos al comunismo bajo la tutela de una lideresa con piel de cordero y envoltura de alta costura pero con la misma ideología de Podemos, partido que todo el mundo da por enterrado aunque lejos de quedar liquidado en esta operación de estética para engañar a los votantes desencantados con su estropicio, Sumará sus escaños a la causa del sanchismo para entre todos seguir escribiendo el BOE y durmiendo a pierna suelta en el colchón de la Moncloa.

Se trata de lograr que Sánchez sume un nuevo y renovado Frankenstein, pues lo de menos son las tres Marías de Iglesias: Irene, Ione y Yolanda. El objetivo es Sumar al Psoe 15 partidos (incluido el PCE), más ERC, Junts y PNV entre otros. Un interminable traje hecho de retales más próximo al cóctel molotov que al zumo variado y digestivo de la macedonia. Un disfraz electoral liderado por la Santa Teresa comunista, por Yolanda prêt-à-porter, bajo el barniz virginal vallekano okupa que esconde el verdadero pijerío pudiente de la calle Serrano y del acomodo elitista del chalet de Galapagar.

A todo este conjunto de partidos de izquierda, extrema izquierda, nacionalistas e independentistas les une el odio ideológico a la derecha, el revisionismo histórico de una memoria escrita a su antojo, el desprecio a la Constitución, la nostalgia republicana en detrimento de la Corona, y sobre todo su aspiración al trono del poder. Y no dudarán en usar todo lo que esté a su alcance para destruir a sus rivales y lograr sus objetivos utilizando sin escrúpulos los resortes del poder al que accedieron con aquella moción trampa.

En esta fiesta de disfraces se camufla Pedro Sánchez vestido de estadista sideral progre, pero en realidad es el verdadero avatar de la España Frankenstein polarizada, frentista y partida en dos o más pedazos.

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