Opinión

La guerra de los lazos

HA SIDO una casualidad temporal que los Mossos tuvieran un encuentro mortal con un argelino horas después de que se rindiera homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas de hace un año en Cataluña. El cuerpo de los Mossos, desprestigiado por Trapero y los separatistas, siempre ha tenido fama de «duro y eficaz», hasta que los agentes de la Policía autonómica catalana bailaron en el ring con un referéndum ilegal. Ahora los Mossos abrieron expediente y apercibieron de multa a quienes se dedicaban a retirar lazos amarillos del desafío, igual de legítimo según la fiscal del Estado que ponerlos. De nuevo, los Mossos tomaron posición de parte, haciendo seguidismo de sus políticos pregolpistas. El problema
es que eso ha desatado una avalancha de solicitudes para retirar lazos amarillos, lo cual demuestra a las claras la división de la sociedad catalana y la gravedad de la situación que ahora le toca lidiar a Sánchez. El presidente, me chivan por ahí, «no se andará con contemplaciones superados 6 meses en Moncloa» y «no descarta aplicar el 155 antes de convocar elecciones porque eso le daría cobertura hacia el centro tras desenterrar a Franco».

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