Opinión

Lilith y los espermatozoides

Monarquía o república en el consultorio sexológico del sanchismo podemita. La corona en las tablas eróticas de la ley 
pedro y felipe
photo_camera El rey Felipe VI recibe en el Palacio de Marivent al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE

CON ENORME falta de convicción y alarmante sosería de pubertad debutó Lilith Vestrynge en el reality de política. Y dijo con tanta penita, pena: "España, mañana, será republicana", que daban ganas de adoptarla para protegerla de la negligencia y devolverla a la realidad de la libre democracia. Aquella lectura sin fe del futuro de España fue motivo de burla general en medios y redes, lo cual dejó bastante grogui a la nueva y flamante secretaria de organización de Podemos, hijísima del delfín de Fraga, Jorge Vestrynge. El padre de la novia sufrió la mutación ideológica al revés de lo convencional: primero fue de derechas y con el tiempo terminó abrazando el comunismo emergente más rancio para hacerse perdonar su pecado de juventud, cuando la tradición marca que uno nace revolucionario y la vida te termina curando y llevando por los senderos de la lógica al estado ideal de la burguesía conservadora. Como dijo Churchill: "El que no es de izquierdas a los 20 años no tiene corazón, pero el que lo sigue siendo a los 40, no tiene cerebro". Lilith ha nacido y evolucionado como mandan los cánones: primero rebelde, feminista y comunista podemita hasta que el tiempo le permita un chalet en Galapagar o en la colonia de Fuente del Berro, en pleno centro de Madrid, donde su padre converso es vecino de la exvicepresidenta Sáenz de Santamaría. Y aunque Lilith tiene nombre de Bilbia, insisto, la mitología también le concede rango de mujer fatal, lo cual contribuye a su leyenda en la larga carrera política formativa de Pablo Iglesias.

En la semana de la recepción del Rey a Pedro Sánchez en Mallorca, los socios y socias podemitas se han despachado a gusto contra la Corona sin que el presidente se atreviera a condenar ese comportamiento desde dentro del Gobierno. Sánchez se limitó a defender "la transparencia de la Corona", como si fuera un logro personal equiparable a la vacunación covid que se atribuye a si mismo cuando es producto de la política sanitaria de la UE. Que la ministra Ione Belarra hable de la Monarquía como "grave anomalía democrática" sí constituye una anomalía gubernamental porque el presidente calla y se convierte en cómplice. Y que Lilith Vestrynge desee que Leonor "no reine porque el proyecto monárquico es machista" no deja de ser contradictorio en la cruzada feminista de la izquierda, pues una mujer reinando en la república monárquica haría las delicias del 8-M.

Pero Lilith, la nueva musa de Podemos junto a Yolanda Díaz, alias matria de todas las reformas laborales, fue más allá en su afán de mujer número 3 del Podemos de Iglesias. "La monarquía depende de la velocidad del espermatozoide para entrar en el óvulo", sentenció con pícaro entusiasmo Lilith haciendo gala bíblica de experta en sexología picante, se supone que con conocimiento de causa. El chiste tendría gracia si no viniera de quien viene, heredera por gracia divina del liderazgo feminista podemita gracias a la designación a dedo de la aún alargada mano del ausente Pablo Iglesias, que se cortó la coleta sin perder la fuerza de dominio patriarcal. Porque si alguien ha tenido un comportamiento machista con compañeras de partido como Dina y periodistas como Mariló Montero desde el mantra engañoso del feminismo ha sido Iglesias, como demuestran los hechos y sus colocaciones dactilares. Las que no dependen de la velocidad del espermatozoide para fecundar el óvulo de la perpetuidad son las dictaduras comunistas de Cuba, Venezuela o Corea del Norte, a todos los efectos repúblicas populares heredadas por divinidad familiar y fecundación de esperma in vitru. Ni tan siquiera el apellido que porta Lilith es motivo de sospecha hereditaria en su irrupción en la política emergente, porque Vestrynge viene a ser la corrección de la memoria histórica y democrática que este Gobierno de coalición se ha propuesto reescribir con voluntad guerracivilista de polarización, que no de convivencia en concordia.

Lilith tiene nombre de Biblia y apellido de república de derechas, que es algo tan sorprendente como los empujones y patadas en la espinilla de este Gobierno a la Jefatura del Estado. Independientemente de los pecados del emérito, lo cierto y verdad es que el presidente de todos los españoles pone una vela a Dios y otra al Diablo en su afán de permanencia hereditaria. Que Sánchez se sentiría más realizado en la Zarzuela que en Moncloa nadie lo duda. Pero que actúe como doble agente presidencial en su obligada neutralidad ante el significado constitucional de la Monarquía sólo se puede comparar a su ambigüedad alarmante como socio de Podemos, del separatismo catalán condenado y de los herederos de Eta. La audiencia veraniega de Marivent ha vuelto a ser para los ciudadanos un quitarse la careta-mascarilla de Sánchez, quien en su obsesión por reinar en los sueños más eróticos, admite que su continuidad en el poder depende de la velocidad del espermatozoide para fecundar la cartera del separatismo. Separatismo que detesta a la Corona y quiere imponer a España la inexistente República Independiente del espermatozoide centelleante.