Opinión

Los Goya de la política

NO ESTÁ confirmado, pero la comidilla de los Goya era que la segunda parte de 'Un monstruo viene a verme' estaría protagonizada por Donald Trump. Jota Bayona, que el pobre daba pena de la llorera continua que le agarró toda la noche, es un tipo con talento que hace cine universal, cine que no parece español. Ahí reside su éxito, en su concepción innata para crear historias con factura hollywoodiense. También es verdad que la secuela de 'Tarde para la ira' requiere un casting interesante entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. El elenco de actores de Vistalegre II tiene claro método podemita. En caso de que Iglesias y Errejón rechacen los papeles, ahí están Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López para suplirles con garantías de enfrentamiento furioso.

Para el papel de Julieta, el Almodóvar de la política, Mariano Rajoy, cuenta con Soraya y Cospedal. Cualquiera de las dos tiene esa carga dramática desarrollada por Emma Suárez en el mundo de Pedrooooo. Y si hubiera que buscar en la política un Goya de Honor como el de Ana Belén, no cabe duda de que Esperanza Aguirre y Susana Díaz se disputarían el cabezón de Francisco de Goya y Lucientes. Aguirre por su veteranía irreverente y Susana por su empeño en ser protagonista. Rajoy podría perfectamente emular a Eduard Fernández en 'El hombre de las mil caras', dada su capacidad camaleónica para reinventarse a sí mismo al estilo mariano. La casta de los actores, muy oportunista el año pasado con la 'B, la película' sobre Bárcenas, disparó contra la corrupción de manera inmisericorde en 2016. Este año 17, sin embargo, la misma casta cinematográfica rebajó su crítica cuando se trató de 'El hombre de las mil caras'", ese largo sobre Paesa que narraba las peripecias del felipismo para localizar al fugado director de la Guardia Civil, Luís Roldán, con el dinero de los huérfanos de la Benemérita.

'Que Dios nos perdone' es otro de los largometrajes de los Goya que requiere entonar el mea culpa. Quizás la clase política debiera conjugar ese verbo tan revelador dado el descontento social con algunos episodios de corruptelas que tanto han cabreado al personal. Y si tuviéramos que buscar un presentador para la gala de los Goya políticos, debemos prescindir de Dani Rovira, que de gracioso que es ya se le ve el truco como mago de la risa. Pepe Viyuela, el descubrimiento de la lista de Errejón, sería un buen sustituto para que Iglesias se siguiera poniendo el smoking, perdón, esmoquin.

Con todo, se ha visto sensatez entre los actores siempre prestos a promover el 'No a la Guerra' y el sí a la subvención pública. Desde que hacen cine y se dedican a lo suyo y no a hacer política, ha aumentado la recaudación y ha subido la audiencia. Como dijo el actor Eduard Fernández, "no es obligatorio criticar al Gobierno para recoger un Goya", lo cual resulta muy revelador y gratificante en estos tiempos de desenfreno político. Para Artur Mas no hay Goya, por mucho que se empeñe en hacer el papel de víctima. Su mejor papel se escribe en el guion de la Constitución. Si acaso se hace viable un remake de 'Atraco a las tres', por el robo de 30.000 euros en joyas en la noche de los Goya.

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