Opinión

No es un apoyo cualquiera

NO ES un apoyo cualquiera. El PSOE respalda al Gobierno ante la convocatoria de un referéndum ilegal en Cataluña. Más allá de la concepción federalista y plurinacional de España, que el nuevo viejo socialismo de Pedro Sánchez avale la unidad de acción y respuesta para frenar al separatismo inconstitucional es tan o más relevante que la propia aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Porque en este asunto no puede haber fisuras, no puede haber grietas ni rendijas por las que se cuele la amenazante penumbra soberanista antisistema. Ahora mismo, el apoyo del PSOE es imprescindible en asuntos de Estado como este, sobre todo porque Podemos respalda un referéndum unilateral que no respeta la Carta Magna ni el espíritu de la soberanía nacional. Es evidente que Rajoy y Sánchez han sabido esperar el momento para hablar, porque la felicitación por la victoria de las primarias era secundaria ante la importancia de un hecho como el desafío separatista. Según parece, el lunes 29 de mayo Rajoy le mandó un SMS que decía: "Cuando tengas un minuto hablamos". Y en efecto, hablaron una semana después, cuando Sánchez respondía a Rajoy vía telefónica, ahora que el calendario catalán aprieta en los talones de la estabilidad de España.

La sensatez democrática debe imponerse en las prioridades de la política española y catalana. Hay que actuar sin complejos, con contundencia pero con la mesura constitucional que la propia Ley de leyes predica. Sin esa altura de miras, sin esa madurez compartida no se puede dar respuesta a esta especie de pre "golpe de Estado" verbal y político al que estamos asistiendo desde hace tiempo. Echarse al monte en busca de una independencia ilegal no parece lo más conveniente en estos tiempos de globalización en los que los nacionalismos no son la mejor manera de encarar el presente y el futuro de Europa.

Hoy España cuenta con la estabilidad presupuestaria necesaria para mirar con garantías dos años de legislatura. Sin embargo, el desafío separatista redunda en la percepción de inestabilidad y en el bloqueo institucional que padecimos recientemente entre las elecciones de diciembre de 2015 y junio de 2016. PP, PSOE y Ciudadanos no pueden mostrarse con dudas y han de avalar una actuación de Estado. El independentismo no es un asunto de partido. Con esto no se puede hacer política y ni confrontación, dado que está en juego la soberanía de España. Al igual que la lucha contra el terrorismo o la política exterior están siempre fuera de toda rivalidad partidista, la lógica nos indica que en el desafío independentista tiene que haber acción coordinada de gobierno y de Estado que alcanza al principal partido de la oposición. Esa fortaleza es la que no puede nunca engañar el falso y victimista discurso separatista. De ahí que el Ejecutivo de Rajoy haya activado una ofensiva general para disuadir a los separatistas del referéndum, que incluye el rechazado debate en el Congreso de la propuesta soberanista. Y ahí, tanto PP como PSOE, ambos partidos de Gobierno y alternancia, no pueden ser difusos.

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