Opinión

El perdón explicativo

Ensayo corto sobre el doble rasero de los códigos éticos y morales. La Corona ha de estar a salvo del acoso
El rey Felipe VI saluda a la gente que se congregó para verle en Vigo. EFE
photo_camera El rey Felipe VI saluda a la gente que se congregó para verle en Vigo. EFE

AQUÍ TODO el mundo, sobre todo la izquierda política y mediática, se siente en la necesidad política de patear el trasero de la Monarquía con la excusa del emérito que, lejos de ser ejemplar, mantiene sus derechos fundamentales intactos toda vez que no hay condena judicial alguna que pese sobre él. Aquí casi todo el mundo reclama explicaciones al emérito y hasta se le exige que pida perdón, cuando nadie ha pedido perdón ni mostrado arrepentimiento por el mayor caso de corrupción de la democracia y otras deslealtades al Estado. Aquí los ilustres miembros del noble cordón sanitario, audaces guardianes de las esencias democráticas, no dan explicaciones ni piden perdón por el indultado golpe en Cataluña o por los crímenes de Eta, cientos de ellos aún sin resolver. Aquí los socios del poder tampoco dan explicaciones ni piden perdón por la gestión de la pandemia ni de la crisis que dispara la deuda, la inflación y pone en peligro las pensiones. Pero cuando se trata de la Corona y de la oposición son los primeros en ponerse estupendos para exigir a los demás el código ético y moral que ellos no se aplican

La visita estelar del Rey emérito se podía haber hecho con más discreción y garantías para la Zarzuela y la Moncloa, pero había interés en el foco mediático con el que activar la campaña contra la Monarquía y de paso acostumbrar al pueblo a ver a Juan Carlos en pleno ciclo electoral que empieza en Andalucía, continúa con municipales y autonómicas y concluirá con las generales de 2023 si Sánchez logra aguantar la legislatura.

La descomposición de la realidad objetiva, la tergiversación de la percepción social por parte de algunos políticos y medios de comunicación ante la ciudadanía es una prioridad del poder actual, que en su huida hacia adelante no duda desde el Gobierno o desde fuera en utilizar a Franco, al Rey o la corrupción ajena para lograr sus objetivos políticos sin atender al interés general. El manejo de la propaganda y del márketing confluye con el asalto a los cielos del sistema constitucional (monarquía parlamentaria) que nos rige en la voluntad confluyente de perpetuarse en el poder. 

Mejor así que con el centro-derecha en Moncloa porque el Gobierno Frankenstein garantiza la debilidad del gobernante para lograr a cambio concesiones impensables que quitan el sueño, como el pacto del PSC con los separatistas para burlar la sentencia del 25 por ciento de las clases en castellano para Cataluña.

Felipe VI viajó a Galicia esta semana después de recibir a su padre en la Zarzuela tras el baño regatista de masas en Sanxenxo. Y sin que sepamos mucho de lo hablado y acordado, lo cierto es que Juan Carlos I podrá volver y residir en España cuando quiera, y el eje Zarzuela-Moncloa tendrá que aceptarlo porque lo contrario sería ilegal. El rey Felipe ha de procurar que las visitas o regreso de su padre no perjudiquen su sacrifico para garantizar el futuro de la Monarquía del siglo XXI, y sobre todo debe resistir la presión del poder gobernante que obedece a intereses ideológicos.

También al actual Rey le aplaudieron y vitorearon en Vigo, como en muchos lugares del país, porque los españoles saben distinguir entre los errores del padre y las campañas partidistas contra la Corona. Llevamos años de alós presidente sin un debate sobre el estado de la nación, cuando es en el Parlamento donde hay que dar explicaciones, y si es necesario pedir perdón. Se esperan explicaciones por tener la inflación desbocada y los precios energéticos por las nubes. Se esperan explicaciones sobre el récord de paro en España, el doble que la UE. Se esperan explicaciones sobre una de las imposiciones fiscales más caras de los países desarrollados: Los españoles destinan a impuestos el 39 por ciento del sueldo, cinco puntos más que la media de la OCDE, y de eso nadie da explicaciones. Se esperan explicaciones del Gobierno cuando el Banco de España certifica que somos la economía de la UE que peor lo ha hecho, pero Moncloa guarda silencio.

Los españoles ven cómo se excarcela a etarras e indulta a presos sediciosos, y de eso nadie da explicaciones. Los españoles no terminan de comprender el cese de la directora del CNI como cabeza de turco del espionaje Pegasus, y de eso Sánchez no dio explicaciones convincentes en el Congreso para limitarse a hablar de "corrupción democrática" de los demás. 

Los españoles quieren saber por qué se ocultan datos sobre los vuelos del Falcon mientras se filtra que el viaje del emérito costó 160.000 euros, pero sobre el avión presidencial falta transparencia y explicaciones. Los españoles quieren saber por qué se ha virado respecto al Sáhara ante Marruecos al tiempo que la UE mantiene su posición histórica, pero de eso no hay explicaciones. Los españoles quieren saber por qué se pone el foco gubernamental sobre la Corona cuando no está entre las máximas preocupaciones de los ciudadanos, pero eso si tiene explicación política e ideológica.

El perdón explicativo tan de moda sufre la amnesia deliberada del doble rasero porque la memoria del poder siempre es la carta, ya sea histórica, democrática, contemporánea o reciente.

La candidata Olona

A Macarena Olona le han hecho la campaña desde el PSOE, no se sabe si por torpeza electoral, por desesperación ante los sondeos o para poner el victimismo al servicio de Vox y en contra del PP. La polémica del padrón que el ayuntamiento socialista de Salobreña había validado y su alcaldesa trató de anular dándola de baja ha terminado con el aval de la Junta Electoral a la candidata Olona. Así que la política de Vox ha demandado a la edil del PSOE por prevaricación, delito electoral y vulneración de sus derechos fundamentales. La denuncia por su empadronamiento en Granada no es nueva, y ya ocurrió con el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, cuando se empadronó en la localidad segoviana de Sotosalbos para ser designado senador autonómico. Maroto ya ha comprado casa y allí reside, de forma que todo aquello es historia como lo de la candidata Olona. Quizás es más efectivo y noble evitar estos recursos de pataleta que al final perjudican más a los demandantes que a los demandados en la carrera electoral.

 Revisión de los indultos

Dicen que rectificar es de sabios, y el Tribunal Supremo lo ha hecho. El alto tribunal ha decidido ahora cambiar su criterio y aceptar los recursos contra los indultos de los presos separatistas condenados por sedición a penas de cárcel, con lo cual revisará la concesión de la medida de gracia por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, que está a favor de que se despenalicen las injurias a la Corona. Esta rectificación de su posición inicial reconoce la legitimación de PP, Vox, Ciudadanos y Convivencia Cívica Catalana para recurrir la puesta en libertad de los separatistas encarcelados. Una decisión gubernamental por real decreto contra la que el Supremo se mostró en contra. Por tanto, el Supremo estudiará si las medidas de gracia concedidas a Junqueras y cía se ajustaron a Derecho. Todo un vuelco que, según los expertos, no repercutirá en su libertad, si bien abre un debate político y jurídico inoportuno tras el espionaje del CNI a los separatistas con aval judicial y conocimiento de Moncloa. Y sobre todo coincide con la campaña andaluza.

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