Opinión

Saldos de campaña

Visita guiada de Pedro Sánchez a la Casa Blanca en plena gran subasta de promesas electorales. Urge certificado de autenticidad
Sánchez y Biden. LENIN NOLLYD
photo_camera Sánchez y Biden. LENIN NOLLYD

Si la recepción de Biden a Sánchez en la Casa Blanca no fue pericia diplomática, debe ser considerada como una gran y exitosa fortuna electoral. Puesto que las casualidades no existen en política, vamos a considerarlo un regalo de yankilandia en el primer día de campaña de las elecciones-saldo del 28 de mayo de 2023. Hay que afinar mucho, tener potra o carecer de sensibilidad y escrúpulos para haber colocado la visita en la señalada fecha del 12 de mayo, feliz coincidencia que le permitió al presidente español desplegar su plumaje de pavo real en plan estadista mundial nacido para velar por nosotros y para guiar los destinos descarriados de nuestra sufrida patria.

Enseguida se supo que la excursión a Washington le costó a España el paripé de Palomares y ampliar la presencia militar estadounidense en la base de Rota sin pasar por el Congreso, costumbre esta del sanchismo ya practicada con el cambio histórico de posición sobre el Sáhara y esos misteriosos bandazos pegasus marca Marruecos.

El Gobierno pacifista ya no predica lo de bases fuera y manda armas a Ucrania, porque la hipocresía del no a la guerra sólo se entona pancarta en mano cuando gobierna el centro derecha belicista. Sánchez ya no ha tenido que perseguir por un largo y frío pasillo de la sede de la Otan en Bruselas al presidente estadounidense, en una gloriosa escena berlanguiana de sumisión al amigo Marshall americano que las crónicas oficiales llegaron a glosar como cumbre imaginaria, año 21.

El presidente español tuvo su momento de gloria en la Casa Blanca más allá del minuto pasillero. Una pegada de carteles globalizada y subliminal para culminar la alineación planetaria que un día comenzó Zapatero con Obama hasta lograr la conquista del universo todo con Sánchez como estrella fugaz en la Casa Blanca.

Le costó a nuestro presidente de presidentes, peleón de todas las batallas, dejar su Monopoly de saldos de campaña. Con su subasta repentina de vivienda para todos desarticulada por el Banco de España y su plan para inundar la nación de naciones y nacioncitas de pagas y subvenciones, tuvo aún tiempo para un Consejo de ministros extra y ordinario con el que revertir la sequía tras culpar a la oposición de convertir Doñana en un desierto saharaui.

El Sánchez mitinero hizo las Américas con esa humildad de contoneo pasarela que le caracteriza y ese desamor a la verdad que le puede. Y así, ante los líos de faldas de Trump y el despiste senil de Biden, Sánchez mandó programar otro debate en el Senado con Feijóo para intentar revertir las malditas encuestas que no terminan de corresponder a su sacrificio por España. Los agentes sociales no le dejaron protagonizar la firma de la subida salarial porque saben que Sánchez todo lo que toca lo monopoliza y okupa, como hace con las instituciones en una clara extralimitación invasiva de las fronteras del poder.

Los saldos de campaña son como una subasta de charlatanes. Nada que ver con la casa de subastas Sotheby’s, donde hay estilo, orden y certificación de autenticidad. De lo prometido, como en el insomnio precedente del sanchismo engañoso, ya veremos qué se cumple. De momento nos desentierran el guerracivilismo y nos entierran bajo una losa de promesas electorales cuya veracidad queda fuera de las urnas. Aquellos charlatanes que regalaban 5 mantas y te ponían un piso por 100 pesetas son hoy políticos que dilapidan miles de millones de euros con cargo a nuestros impuestos y a los fondos europeos. Los créditos Ico hay que devolverlos, mientras que las promesas y las mentiras se confunden como fórmula de manipulación social y captación del voto.

Del relato contra la corrupción del PP en el que se sustentó la moción de censura de Sánchez con la que accedió al Falcon y al colchón de Moncloa, hemos pasado al silencio mudo de los Ere, las facturas del hermano de Puig o el caso mediador de Tito Berni. Eso ya no interesa, porque ahora toca vivienda, sequía y desmemoria. Y es que no hay nada peor que la desmemoria; la ofensa al honor y la indignidad de la ignominia.

Para desmemoria e ignominia, para traición a los principios y valores de la vida, el pacto con golpistas indultados a los que se les redujo el delito de malversación y eliminó la sedición y la candidatura de 44 etarras en las próximas elecciones municipales, algunos condenados por asesinato. Es lo que tiene contar con Bildu como socio preferente de legislatura, que humillas a las víctimas de Eta mientras favoreces a los ERC y Bildu y criminalizas a partidos democráticos que sí condenan los delitos de sangre. Semejante traición a la vida trasciende la propia doctrina constitucional del aborto que Pumpido ha maquinado para convertir a la sociedad democrática en víctima de la complicidad del poder Frankenstein con los herederos de la banda terrorista. Una falta de lealtad al Estado que los españoles sabrán valorar este 28 -M y en las generales.

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