Opinión

Un fado por Portugal

PORTUGAL, PAÍS hermano y vecino, ha visto de cerca el infierno. Portugal, para los gallegos una prolongación de sentimiento y geografía, ardió como otras veces Galicia, por los cuatro costados forestales. El incendio mortal del centro de Portugal nos ha dejado escenas de enorme dramatismo, llantos de fado inconsolables, quejidos humanos sobre la carretera calcinada de la muerte. El doloroso desenlace de las llamas quemó más de 60 vidas en lo que dura un fuego de chimenea o una hoguera de San Juan. El fuego se propagó con tal virulencia que muchos testigos compararon el dantesto llamaral con el fin del mundo.

Y como una lágrima de fado llorada por Dulce Pontes o Amália Rodrigues, portugueses y españoles asistimos al funeral al que el destino convocó y atrapó en Pedrógao Grande o Figueiró dos Vinhos. Y como un castigo divino, como si se tratara de condenar inocentes almas de pecadores sin pecado, el humo y el fuego ahogaron la esperanza en un instante de calvario. Si ha sido un rayo maligno, se cebó con inocentes sin culpa ni futuro. Si ha sido el rugido de la naturaleza anómala, de nuevo se proyectó injustamente sobre un país hermoso y libre como Portugal, sobre sus gentes iguales y sufridas. Y como dice la letra de este fado universal, por una lágrima de las víctimas muchos familiares que se han quedado aquí se dejarían matar. Dentro del pecho, la desesperación y la impotencia nos han traído penas. Y en ese día para morir, hemos muerto un poco todos para que un dron sobrevolaba coches vacíos y calcinados en la carretera al infierno portugués. No se dejaron matar por una lágrima las víctimas del incendio de Portugal. Más bien entregaron la vida en el azar fortuito de la fatalidad desgraciada.

En el reposo de las tragedias se buscan respuestas que no existen. Buscar culpables en la dolorosa pena de lo más profundo no explica tanto duelo y tanto luto. No hay consuelo a la razón si pensamos en esa forma de morir. Y al imaginar un final tan irremediablemente amargo y agónico, no hay comprensión que valga ni palabras que alivien, no hay lágrimas que nos oculten la muerte tan de cerca. Porque al ver esas imágenes de lágrimas, el sentimiento nos sobrecoge como el grito desgarrador de las víctimas. La guitarra española se hermana con el fado portugués en este momento tenebroso, mientras las tierras hermosas de Portugal parecen bosques y caminos de Galicia. ¡Cuánta tristeza en la lágrima del fado! ¡Cuánta verdad en el sentimiento colectivo! ¡Cuánta incomprensión perdida en la humareda del cementerio portugués!
 
Con morriña invito al lector de este fado desesperado a bucear por internet. Y en un rápido rastreo por youtube, será fácil que además encontrar el legendario fado de Amália Rodrígues titulado 'Lágrima', también pueda revisar un dúo de la cantante con Julio Iglesias interpretando 'Un canto a Galicia'. Enorme tesoro para rendir homenaje a nuestros vecinos hermanos portugueses en el duelo por la tragedia del fuego que ambas tierras, Galicia y Portugal, Portugal y España, comparten por orografía, cultura, costumbre y sentimiento.

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