MÉNDEZ DE VIGO asumió el reto de ser la cara del Gobierno en lugar de Sáenz de Santamaría, lo cual no era fácil siendo además ministro de Educación, Cultura y Deportes. Como portavoz aporta chispa y la visión pragmática de quien se sabe parte y al mismo tiempo requiere neutralidad pública. Es un hombre culto, muy preparado y con carisma entre la prensa. Ingenioso y gran conversador, con un encaje fuera de lo común como demostró en la entrega de los premios Goya del cine, Méndez de Vigo suele ser un pozo de anécdotas y conocimiento. Pocos saben que con 26 años fue nombrado director de Relaciones Interparlamentarias de las Cortes, cargo en el que pidió la excedencia para convertirse en asesor y jefe de gabinete de Marcelino Oreja en el Consejo de Europa. Cuando Oreja fue elegido secretario general de esa institución europea, preguntó en medio de una gran ovación: «¿Que ha pasado?» A lo que Méndez de Vigo le contestó: «Que has ganado. Levántate y saluda». Ahí empezó otra gran carrera política que podría llevarle al Ayuntamiento de Madrid con permiso de Pablo Casado.
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