Opinión

El PP gallego y madrileño partidos diferentes

Ocho meses y 20 días después, Isabel Díaz Ayuso logró su primer objetivo político que se marcó tras las elecciones del 4 de mayo de 2021, hacerse con el control absolutio del PP de Madrid. En su empeño, se llevó por delante a toda la dirección nacional de Casado, destruyó amistades de décadas, empequeñeció al alcalde madrileño e incluso ha redefinido la arquitectura orgánica del partido que se ha baronizado. Nada se interpuso en su primer objetivo. No lo hará en adelante, como avisó una y otra vez en su primer discurso ante su supuesto jefe de filas Núñez Feijóo. El marcaje ideológico de la lideresa al líder del partido es evidente.

Ambos se repartieron la segunda jornada del cónclave. Media hora de discurso cada uno. Feijóo que estaba programado para el cerre, cedió el turno a Ayuso. Pero sus alocuciones tuvieron de todo menos intercambiables. Para un espectador ajeno, se podía decir que pertencen no solo a partidos diferentes, sino a ideologías contrapuestas en ocasiones Pese a los mensajes cruzados de afecto, y devoción entre ambos, las diferencias fueron notorias.

Ayuso aprovechó la situación creada por ella misma el pasado agosto para hacer una demostración de fuerza. Le ha costado un poco llegar a donde llegó, como dijo ella misma: “Este congreso es el día más importante de mi vida, el momento más importante que voy a vivir”. Toda una declaración de intenciones por controlar el poder órgánico del partido. El reguero de cadáveres que dejó por el camino para alcanzar el asiento de la primera planta de la sede en la calle Génova le ha permitido hacer una dirección a su medida y de su absoluta confianza.

La defenestración de Casado propició dos congresos del PP -en Galicia y Madrid- que no estaban previstos y que en un mismo fin de semana retrataron las dos almas que de momento conviven en el partido. El resultado de ambos cónclaves con candidatos únicos estaba cantado. Pero para un espectador despistado, o para otro muy atento, las diferencias entre ambos congresos fueron notables. Por momentos llegaron a parecer partidos diferentes, con una ideología complementaria en el mejor de los casos y objetivos políticos divergentes.

El PP gallego apuesta por vender gestión y el madrileño es la antitésis. “Madrid es España”, es el lema oficioso de toda la arquitectura política armada para elevar aún más a su lideresa. Mientras en Pontevedra se mezclaban los discursos en castellano y gallego, en el Ifema se despreciaban las lenguas cooficiales y constitucionales. Lon congresos encumbraron a Rueda y Ayuso, pero mientras el primero solo tiene una bala, a la segunda se le ha quedado pequeño Madrid, porque se ha procurado tener a su alrededor una cohorte de aduladores a sueldo que cada mañana le susurran al oído que es la más grande entre los grandes. Entre los que se encuentran Javier Hurtado, un propagandista de Putin. Ana Millán,la alcaldesa de Arroyomolinos imputada por corrupción y Ana Dávila, un alto cargo que en su momento firmó el documento de la comisión de su hermano de 283.000 euros. Ustedes comparen. Fin de la cita.

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