Opinión

Carballeiras

LOS ROBLES, los carballos, son muy tardíos en su otoñada, cada vez más por el tan preocupante calentamiento global producido por la contaminación atmosférica. En la campiña lucense, su cambio de color ha tenido lugar el anterior fin de semana, casi de golpe. Estaban aún verdes y un día se pusieron amarillos, cobrizos, marrones. Un cambio tan espectacular y tan rápido que sorprende incluso al más avisado. Con el sol potenciando los matices, nadie debiera perderse ese cuadro. Quizá aún estén a tiempo de gozar de los restos de tanto esplendor, antes de la inminente desnudez invernal. Eso, si encuentran alguna carballeira, pues se siguen talando con lamentable impunidad.

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