OTRA VEZ aquí. En olor (nunca mejor dicho) de multitudes. Y retransmitido en vivo y en directo, con todo lujo de detalles y repeticiones, para que nada se pierda del edificante espectáculo. Sorprende especialmente como algún medio de comunicación que pasa por progresista le dedica amplia atención a algo que solo es atraso e insensibilidad, algo que el verdadero progreso mental y ético tendría que proscribir. Sí, son los Sanfermines: toros acosados, enloquecidos, denigrados en los encierros matutinos por una turba que disfruta con ello; y, por la tarde, otra vez torturados y muertos en las corridas. Ante esta crueldad, imposible sumarse al ¡Viva San Fermín!
