Opinión

¡Cómo está el país!

VIVIMOS TIEMPOS convulsos y de cambios, que nadie podría imaginarse hasta hace bien poco que podrían ser tantos, que cambiarían tanto y en tan poco tiempo. Cuando todavía resuenan los ecos de la celebración de la tercera Champions League consecutiva del Real Madrid, uno de los artífices de sus éxitos, Zinedine Zidane, anuncia su salida del club porque no se siente capaz de seguir emulando los éxitos conseguidos. En clave política, el triunfo de una moción de censura es el acontecimiento del momento, y sin duda, un hecho histórico que ha devuelto interés a los informativos y nos abre un periodo de reflexiones y pronósticos que nos van a tener entretenidos durante días, en los foros de internet y en las barras de los bares.

Si bien es cierto que no tenemos experiencia en procesos nacidos de una moción de censura, lo que parece claro es que se esperan momentos complicados para la gobernabilidad de España. El PSOE parte con el voto de solo 84 diputados de 350, de ahí que para poder gobernar necesitará el apoyo de sus nuevos socios: los alternativos y “brigadistas del gasto” de Podemos, los independentistas de ERC y PDeCAT, los amigos de ETA de EH Bildu, y los mercaderes del PNV, un enjambre ideológico de difícil pastoreo y complicado encaje, porque desde luego, pretender apoyarse en algunos de los causantes de la mayor crisis constitucional que ha vivido nuestro país es casi un chiste.

En el otro lado de la cuestión se encuentra la situación en la que se quedan Rajoy y el PP, que a pesar de todo puede haber encontrado la oportunidad, que “tiene el curioso hábito de aparecer por la puerta de atrás, y a menudo viene disimulada con la forma del infortunio, o de frustración temporal” (Napoleón Hill). Para ello, necesita soltar lastre y abrir un profundo debate interno sobre la estrategia a seguir, para recuperar fuelle durante el año que queda para las próximas elecciones. Si bien es cierto que ha habido muchas cosas buenas que los españoles deberían reconocer, no lo es menos que también han existido nubarrones que conviene olvidar lo más rápido posible. Sólo una refundación seria y profunda, la apuesta por recuperar la ideología como tarjeta de presentación y un nuevo liderazgo no comprometido con el pasado, podrán evitar el desgaste de la pérdida del poder y mitigar el impacto de las nuevas convulsiones judiciales que se esperan, la sentencia sobre la financiación irregular en Valencia ya inminente y más adelante los juicios “Púnica”, “Lezo” y el resto de tentáculos de “Gürtel”.

Desde la oposición el PP puede recobrar el crédito perdido, sobre todo en relación a Ciudadanos, que ve como sus posibilidades de seguir engordando a costa de los dos grandes se esfuman si no hay adelanto electoral. A pesar de esto el PSOE podría tener la tentación de sumar a las citas electorales del 26 de mayo de 2019, (europeas, municipales y autonómicas en 13 comunidades) las generales, buscando el tirón de sus barones regionales y locales y aprovechándose de la falta de arraigo territorial de Ciudadanos.

El Partido Popular tiene tiempo para recomponerse y convertirse de nuevo en alternativa de gobierno, pero ha de tener prisa y no gastar más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos. 

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