Opinión

Un republicano que vive a cuerpo de rey

EN UNA columna, Luis María Anson recogía una cita de Francisco Silvela, presidente del Gobierno con Alfonso XIII, que decía “tened caridad al juzgarme por el único acto del que me considero culpable: el de haber tardado en declarar a mi país que no sirvo para gobernar”. Dudo que nuestros políticos contemporáneos tuviesen la valentía de afirmar esto llegado el caso. En la actualidad el desprestigio que sufren ante la opinión pública empieza a ser alarmante, al extenderse la idea en proporción creciente, de que no se dedican a atender al bien común sino a medrar, gozar de prebendas, cohechos y corrupciones.

El espectáculo no se ha podido descarnar más estos días, donde hemos visto el disfrute a cuerpo de rey de nuestro republicano presidente. Unas navidades regias que de nuevo le han situado en el ojo del huracán, tras la polémica por emplear medios de transporte oficiales para asistir a un concierto, a la boda de un cuñado, o trasladarse a Valladolid, apenas 200 kilómetros, usando un Falcón, un helicóptero y hasta un Airbus.

Tras pasar unos días en el palacio de Las Marismillas en pleno parque nacional de Doñana, la familia presidencial acompañada de la perrita Turca recaló en Lanzarote en La Mareta, un palacio diseñado por César Manrique, que el rey Hussein de Jordania regaló a Don Juan Carlos en 1989. Cuenta con unas magníficas instalaciones con vistas al Atlántico, un gran jardín con estanque y zona deportiva con piscina, gimnasio, pistas de tenis y cancha de baloncesto. Patrimonio Nacional, de quien depende, se gastó 33.436 € para ponerla a punto para la visita, trayéndose de Madrid grabados y cuadros de Eduardo Arroyo, Juan Navarro, Naranjo y Guinovart, entre otros cotizados artistas, para decorar las paredes y abonó 17.500 € por su uso. Estos gastos chocan con las difíciles condiciones de los agentes que cuidan de su seguridad, que sólo cobraron un cicatero plus de 10 € por estar de servicio en Nochevieja, y que realizaron su trabajo sin garitas, al aire libre, con un ambiente gélido intensificado por el viento y la humedad del mar. 

A sus exclusivas vacaciones disfrutando del sol canario se suma su gusto por viajar. Casi siempre en compañía de su mujer, ha realizado una particular vuelta al mundo en menos de 80 días para visitar Cuba, Argentina, Guatemala, Francia, Portugal o Bélgica, entre otros, visitas que no han supuesto la firma de ningún acuerdo bilateral, por ejemplo. 

Que las cosas pueden hacerse de otro modo lo demuestra el presidente de Irlanda que acompañado de su esposa viajó también a Lanzarote para disfrutar de sus vacaciones, como un turista más en Ryanair, ya que sólo usa el avión de la Fuerza Aérea Irlandesa para asuntos oficiales. El hecho de que su seguridad estuviera garantizada en todo momento desmonta el principal argumento de Moncloa, que sostiene que los viajes privados del jefe del Ejecutivo deben hacerse en avión oficial por ese motivo.

Enseñoreado en su palacio canario y rodeado de un séquito de servidores, escoltas, secretarios, cocineros, jardineros y choferes, Sánchez se asemeja a esos reyezuelos árabes, que también describen Forcada y Quevedo en su obra “El negocio del poder”. Pero es que así viven algunos políticos, gastando sin el menor pudor, disfrutando de todo tipo de ventajas, prebendas y comodidades. ¡Total, pagan los de siempre y si se necesita más sólo hay que subir los impuestos!
 

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