Opinión

Adiós a la empresa Duralex

El cierre de una empresa es siempre mala noticia. Pero la muerte empresarial impacta más cuando la víctima es una firma icónica que se fue casi familiar en todo el mundo. Es el caso de la francesa Duralex, que hace unos días fue declarada en quiebra por un tribunal de Orleáns.

La historia de esta compañía es muy curiosa. Fundada en 1939 para fabricar lunas de automóvil, seis años más tarde trasladó "la técnica del vidrio templado y enfriado súbitamente" a la producción de vajillas infinitamente más resistentes que las fabricadas hasta entonces en loza o cerámica.

Con el precio y la resistencia como reclamo arraigó en el mercado francés y los platos transparentes y las vajillas de color ámbar y verde conquistaron el universo. En 1964 había en el mundo 133 millones de vasos, platos, bandejas y otros utensilios.

En los años 50, los productos de Duralex llegaron a los hogares españoles con tan buena acogida que la matriz francesa fundó una filial en Azuqueca de Henares (Guadalajara) en 1963 y desde esa localidad manchega abastecía el mercado nacional. En España fue una revolución, dice Isabel Campi, presidenta de la fundación Historia del Diseño, que no cree que haya una sola familia en los años sesenta y setenta que no tuviera la vajilla o piezas sueltas de esta marca.

Además del precio y de su resistencia, otra de las razones del éxito de Duralex fue su identificación con los avances modernizadores de la sociedad española que estaba dando los primeros pasos para salir de la pobreza y de la economía de subsistencia.

Su llegada se produjo en paralelo con la irrupción de otros productos. Como los muebles de Formica que hicieron furor, las cocinas económicas que sustituyeron a las viejas lareiras en el mundo rural, los transistores que nos comunicaban con el mundo, el tejido de fibra resistente conocido como tergal, los calcetines y medias de nailon o el Seat 600 para los más adinerados, por citar algunos productos que entonces llegaban a los hogares y simbolizaban el progreso.

Es probable que Duralex supere esta crisis como en otras ocasiones. De hecho las autoridades francesas están atentas a los posibles proyectos de recuperación que puedan aparecer para que la competencia de los packs de veinte platos de "usar y tirar" y a veinte euros fabricados en China no acaben con su mítica resistencia.

Mientras, echémonos en los brazos de la nostalgia para recordar con agrado la mesa familiar cubierta con el mantel de hule y los platos, vasos y fuentes irrompibles de Duralex. Teníamos poco pero éramos tan felices como ahora con más.

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